Por qué he decidido dar unos minutos a este día o conmemoración, bueno pues en parte por que la lucha no es por la enfermedad per sé sino también por los prejuicios que engloba a quienes pudieran padecer de dicho virus. Hace unos días leí un poco de propaganda de los testigos de Jehová y de golpe caí en cuenta que no es broma su concepción del mundo, un mundo acortado y englobado en una especie de cuento de hadas, pero lo que más me impactó fue su ataque a la homosexualidad como si se tratase del peor pecado a la altura del robo y del asesinato. Como ateos o agnósticos no es sano que este tipo de religiones se vuelvan mayoría y que incluso impongan su concepción del mundo, pues podemos llegar a situaciones donde otras personas que piensen o actúen diferente reciban el "castigo divino", que en este caso de manera retorcida sería el VIH y por ende su falta de atención el SIDA.
Así lo que pudiera ser un pequeño descuido o un planeado descuido se convierte en la mano de un ser antropocéntrico todopoderoso y sus pastores o sacerdotes sus ejecutores. Es por ello que uno tiene que recordar a este tipo de gente fanática y su progenie que hay otro mundo y otras posibilidades no mejores o peores, simplemente existen y su concepción de la existencia no les concede el derecho a decidir o imponer, pues su concepción no es verdad absoluta por triste que pudiera ser el econtronazo de la realidad con su fantasía.
Ya a mi cuarta década de existencia, doce años, he contado, cuento, con la confianza de algunos amigos para expresar la desavenencia de dicho virus, tal y como se podría contraer COVID o una infección estomacal, pues la sexualidad es una parte importante del ser humano, como lo es socializar o como lo es comer, así que por qué por un libro de fábulas debiese alguien morir o sufrir.
Afortunadamente la ciencia, que en cierta forma desde hace cientos de años ha ayudado a acabar con prejuicios y no por que se lo proponga, sino por que su afán es entender el mundo y los fenómenos que nos rodean; tras muchos años de investigación ha logrado crear un tratamiento que permite a los portadores llevar una vida normal, como cualquiera que no portase el virus. Sin embargo no es victoria, ni mucho menos, pues no solo los testigos de Jehova, sino muchas otras religiones en su labor pastoral guardan ese veneno que es mucho más letal que cualquiera de las pestes que la humanidad ha padecido, así por la locura de unos se acabó con los gatos, acto que contribuyó a la peste negra, así en otros lares se aplica la pena de muerte y así en las sombras acechan para que cuando se hagan del poder de nuevo impongan se retorcida visión de la vida.
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