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sábado, 18 de febrero de 2012

El momento decisivo

Uno de los ejercicios que más me gusta, al momento de usar la luz para plasmarla en un sensor, es el de las instantáneas callejeras. Nada como fotografiar el momento. Uno de los "padres" de la fotografía documental, y la callejera por ende, es Henri Cartier Bresson, también se puede consultar el artículo sobre él en Xataca Foto y ver algunas fotos aquí. Así que el domingo aproveché el hecho de ir a patinar con la banda y tomar algunas fotos. Me posicioné cómodamente y usé como respaldo la fuente de la Diana cazadora para captar a unos patinadores que hacían slalom y otra figuras. ¿Qué más urbano que ese lar donde en hora otrora atascado de coches, ahora gente haciendo ejercicio y disfrutando las vialidades de la ciudad.



Sobre los rollers en México no sé mucho, su tuiter: @RollersEnMéxico y la página en facebook. Será interesante ir a una patinada para principiantes.

viernes, 17 de febrero de 2012

Desviando

Desviando by saffog
Desviando, a photo by saffog on Flickr.

Recordando un poco sobre fotografía callejera y de construcciones. Me sorprendió que no le molestara a la persona que le tomase una foto.

jueves, 16 de febrero de 2012

Madame Bovary y otras cuestiones

Caminaba con Yuriko sobre puente de Alvarado, no recuerdo el por qué nos habíamos visto a la altura de metro revolución, si recuerdo que me contaba que por esa zona vivía con su madre y su hermana. También recuerdo que me comentó que no debería de caminar por encima de las rendijas que daban hacia el metro, eso fue a la altura de metro Hidalgo. Pocas veces salía con mujeres que conocía de la escuela más allá de entresemana - Aún me sigo cuestionando sobre mi actitud. Yuriko, una amiga que estudiaba matemáticas, debo confesar muy guapa y de muy buen cuerpo, tiene una voz un poco grave, lo cual le confiere un tono sensual. Afortunado David, quien es su enamorado - pienso para mis adentros y que ahora que lo pienso, haciendo un poco de ejercicio de remembranzas, tampoco pintaba mal, estudiaba economía en el ITAM, sociología en la UNAM, le daba duro a las pesas, Kung Fu, Capoeira y además era muy buen ajedrecista. Es cuando uno dice, son a su media naranja proporcional y en armonía.
El hecho es que caminabamos sobre puente de Alvarado, quizás el motivo de la reunión habría sido el compartir algún apunte. Y más allá de compartir el apunte, Yuriko me pidió que la acompañase a la librería del fondo de cultura económica ubicada en el centro sobre eje central. Yo le pregunté a que iba a dicha librería y ella me contestó que iba a ver si tenían Madame Bovary. Haciendo un ejercicio neuronal y obviando el disgusto de estar trabajando al momento de escribir estas líneas, me viene a la mente en forma de instáneas, su rostro iluminado al decirme que había metido una materia de literatura con Julián Meza. Un éxtasis muy propio de las féminas, recuerdo se veía muy linda con sus ojos saliendo de emoción y hablando más sobre la materia. Lo que no recuerdo es si ya había metido alguna materia con Julián Meza antes o después de esta salida con Yuriko. No recuerdo si fue Ideas III, así se llamaba la materia donde veíamos a filósofos como Wittgenstain o Nietzche, u alguna otra. Lo que si me queda claro es que en la sinceridad de su expresión le hace justicia a la persona que era Julián, un francófilo - que ahora leyendo un poco más sobre su biografía entiendo el porqué - y un fumador empedernido. Una persona que era un éxtasis escucharlo - las neuronas se conectan, sí, con él llevé Ideas III -, pues su clase era como perderse en la narrativa y la explicación de las cosas. Casi siempre iba con pantalones, camisa azul de vestir, al menos así es como lo recuerdo, y saco negro, de ese tipo de corte como casual deportivo.
La última vez que vi a Julián Meza fue a inicios del 2005, cuando fui a recoger las placas de mi coche en la delegación Cuauhtémoc, estaba parado en la explanada, me acerqué a saludarlo, de inmediato le reconocí, no entablamos mucha conversación más allá de preguntar sobre como le ha ido a cada quien.
En estos días me entere de su partida por medio de Maira y su blog palabras chacales Sin duda, aprovechando que no tengo auto, dejaré la fumada lectura, ahora llena de disertaciones de Carlos Castaneda y leeré Madame Bovary, quizás sea la madame quien me invite a la tertulia de las lecturas de Meza. Más sobre la noticia de la partida del autor de la huella del conejo y otras lecturas aquí y aquí.

viernes, 10 de febrero de 2012

Una muy buena sobre monopolios de Fisgón

Hay algunos días, como hoy viernes, que para relajar la tensión laboral, me pierdo viendo los cartones de la jornada, un poco de sarcasmo y humor mexicano para entender la realidad nacional.

El chiste más viejo-Fisgón

Imagen tomada de La Jornada cartones.

Dos historias urbanas.

Sobre la emotividad puberta

Ya eran un poco pasadas de las 9 de la mañana y el tráfico pintaba horrible. La lluvia incensante e imperceptible, al fondo del camión los tosidos lastimosos en tiempos del H1N1. Había dejado pasar dos paradas en donde pude vislumbrar el puente que anunciaba la entrada al tren ligero. En la siguiente en arranque de determinación decidí bajarme, subí por el puente y me adentré a la estación del tren férreo. No había escáneres como en el metro, simplemente un policía que vigilaba que quienes accediesen depositasen 3 pesos. En el puente caía un chorro de agua, supongo se debía a que estaba tapada la tubería, se había anegado y como resultado el agua encontró por donde fluir.

Me acomodé en los andenes, generalmente gusto de viajar en la parte de atrás y como buen augurio, no tardó el tren más de 5 minutos, un poco antes había revisado en el mapa de las estaciones y corroboré que aún faltaban bastantes estaciones, por lo que me autocomplací por el arranque que me llevó a abandonar la "pesera". Subi al vagón, me posicioné cerca de una de las puertas que no se abren en dicho trayecto. Y ante mi quedaron varios pubertos, 4 o 5 hombres y una mujer. Venían divirtiéndose de lo lindo y fue cuando reflexioné si así de emotivo y bullicioso habré sido en esa edad, definitivamente no.

Uno de ellos regordete con ojos color miel, otro dos más o menos peladillos y un tercero más delicado con gafas de marco oscuro y guantes como de ninja. La chica, pintada con bastante rímel negro en los ojos, un poco aplastada de la cara y grandes ojos. su novio era el regordete, la deducción simple: muchos besos tronados cuando llegamos a la estación terminal y un posicionamiento estratégico frente a sus otros amigos. Jóvencillos como venidos de Coapa, tanto en vestimenta, como uno de los peladillos con mochila con estampado del América. Jugaban con sus múltiples celulares mostrando y escuchando diversas rolas: metálica y no se que otros grupos más. Luego en aras de hacer divertido el camino, empezaron a contar chistes.

Hay tienes que estaban unos borrachitos - dijo el regordete abriendo los ojos e inflando los cachetes - tirados en el piso de briagos, que llega otro borrachito y que dice: Ora, quien rompió el futbolito - mientras estallaba en carcajadas él y sus amigos, mientras se colgaba de los tubos. Por un momento pensé - caray, si que es raro escuchar un chiste en estas épocas sin albur en la calle, pero más tardé en pensarlo, que en abrir la boca uno de los peladillos de pelo engomado en forma de llama y de tez más oscura - Hay tienes que llegó un chino a un castillo y la princesa gritó escolta. Y el chino respondió a la princesa escolta, pero es gruesa y sabrosa.

Mientras los demás, salvo la chica soltaron a reir, el chavo de lentes, sin embargo arremetió haciendo incapié en que había una dama.

En eso se vació un poco más el tren, me moví a otro ángulo con sonrisa en el rostro me sumergí en la lectura, una estación más y llegamos a la terminal. Los pubertos bajaron y se integraron a la masa de caminantes que día a día aborrotan Taxqueña. En el trayecto del tren ligero al metro, cuan ganado los que salen son divididos de los que abordarán el tren por unas bardas metálicas. Los que pretendían abordar el tren corrían y cuan puntada, una persona ya de edad, dijo a su acompañante parecen maratonistas. Reí, pues comencé a imaginar una carrera de maratón con las personas tal y como iban vestidas, algunos con jeans, otros con traje, otras con tacón.

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Embárrame la lámina.

Las 10:20 de la mañana e imaginaba que la línea rosa del metro estaría menos concurrida. Sin embargo, al acercarme al andén de la estación pino suarez, los policias y toda suerte de barreras disponían por un lado a las mujeres y por otro a los hombres. Me dirigí hacia la zona propia de mi sexo, cuando llegó el tren y un mar de mujeres me envolvió, logré esquivar algunas, pero otras me forzaron a pegarme contra la pared como si de un río de terrible corriente se tratase. Me posicioné en el lugar que correspondería a la entrada del vagón y otros tornillos más se agolparon, incluso traspasando la línea amarilla precautoria. Llegó el siguiente tren y entre empujones, los bueyes abandonaron el vagón y otros más se aplastaron unos contra otros. Un buey de barba de tres días prefirió incluso abandonar el vagón dado lo apretado del asunto. Yo decidí esperar otro tren más, quizás vendría menos lleno. El calor que emanó del vagón, me hizo quitarme la chamarra y el gentío, obligó a pensar en acomodar mi cartera en las bolsas de enfrente del pantalón y la mochila al pecho.

LLegó el siguiente tren y no atiné en el pronóstico de que este vendría con menos personas. Así que una vez que salieron las reses decidí incorporarme a la mezcla humana. Apretujado viaje algunas estaciones más hasta que en un nodo donde confluyen varias líneas el vagón se vació a niveles aceptables de embarramiento humano. Fue curioso percatarme que una persona que vestía traje, supongo de mi edad o un poco más joven, venía emocionado por el calor de los cuerpos o, al menos así lo delataban sus cuerpos cavernosos.

Llegué a la estación donde tomaría el autobus para viajar a casa de la chingada, digo a Cuajimalpa. Subí por las escaleras en pos de la salida y me topé con un puesto de vacunación contra la influenza h1n1. Hesité un poco, sin embargo todo se aclaró cuando vi mi celular y la cantidad de personas. Ya una vez afuera de nuevo la lluvia ligera y tupida, los baches llenos de agua y lodo. Las islas peatonales con entradas escondidas y con impenetrables murallas de puestos ambulantes. Abordé mi autobus, me sente en la fila de asientos de hasta el fondo en la esquina con la esperanza de dormir un poco. Me despertó el ruido ocasionado por 3 personas, supongo ya treintonas, tornillos. Uno de ellos con bigote tupido, otro más joven delgado, otro alto, más fornido y de barba rala, como de 3 días. La piel del rostro tenía signos que demostraban que su trabajo seguramente era al aire libre, bajo el sol. Los tres se sentaron a lado mío en la fila de asientos traseros. Traían los tres cada uno un ejemplar de esos periódicos de distribución gratuita, 24 horas creo recordar el título. El fornido quedó a mi lado, entre el ruido de su conversación y su desmadre, terminaron por acortar mi soñolencia. Curioso voltee a leer el periódico que hojeaba y a ver un poco más sobre su persona, definitivamente, concluí, trabaja en alguna actividad física, pues sus piernas se veían gruesas. Me puse a imaginar sobre como sería yo, si yo trabajase en algo más físico en lugar de pasar horas pegado a un monitor codificando programas. ¿Sería como él? Mis pensamientos fueron interrumpidos, cuando el hombre fornido me dijo que si quería me regalaba el periódico. No, como cree, gracias - respondí. Tenga quédeselo, al fin y al cabo mi compa no lee - refiriéndose a su amigo delgado y más joven. Sí, yo no leo - dijo el joven. Crucé miradas, sonreí y acepté el periódico. No pasó ni unos kilómetros de tramo, cuando el camión desmadró otro auto, este último se quizo meter y pagó las consecuencias.

El chofer bajó del autobús y con el tono típico del D.F. le recordó a su madre al inforunado acelerado, posteriormente se orillaron y se volvió a bajar. Pélate, compadre - gritó el fornido y comenzó a chiflar, mientras los otros dos le hacían segunda. Ya vamonos - inflexionó gritando en tono muy del D.F. - que se hace tarde. El chofer volvió y mencionó que en abordaríamos el próximo autobús de la ruta que pasase. Incluso, se mostró preocupado por algunos de los pasajeros que salieron del camión, pues dijo que volvieran a subir al camión o de lo contrario se mojarían. Aguardé sentado hasta que dió la señal el conductor, bajé por la puerta trasera, abordé el camión y de nuevo los tres hombres sentados en la parte trasera en la misma disposición. Dada la carestía de asientos disponibles, volví a sentarme en el mismo lugar, no sin antes responder con el saludo al fornido y haciendo señas con el periódico por el mismo regalado. Cinco o seis personas después de mi, algunas se sentaron y otra, una joven de labios apretados, pelo castaño, nalgas redondeadas enmarcadas por unos jeans, quedó a unos pasos del lugar disponible entre el fornido y yo. El fornido, y su camarilla secundándolo con sonrisas, hizo el aspaviento de limpiar el lugar disponible para que sentara el primor. La chica apretó más los labios y volteó a otro lado. Un pensamiento morboso atravesó mis neuronas, ha de ser interesante ver a tremendo toro embistiendo a esa joven con tan hermoso y enfundado trasero. Cierta incomodidad se agolpó en el tiro del pantalón y luego me perdí en la lectura del periódico.

jueves, 9 de febrero de 2012

Descubriendo Ion

¿Donde estás y no te encuentro?
En el mar de letras, desapareces
Seguro dormido dentro de una concha
Esperando a que me sumerja y me pierda
Una hermosa perla, me perviertes
galope a galope el corazón canta
las lides de que día a día
entre tú y yo, una sonrisa
Mira en mis manos el ion
el poeta Altazor es su apodo
la vida va y queda en todo

viernes, 3 de febrero de 2012

El Che LLanta en el metro

Fotografiando personas dedicadas a la construcción(Fotografía callejera)

Uno de los primeros ejercicios del diplomado en fotografía fue obtener 10 fotografías con luz directa y luz difusa. Decidí tomar fotografías de gente trabajando en la construcción del puente que se está construyendo sobre José Ma. Castorena en la caótica Cuajimalpa. Los requisitos del ejercicio fueron que las fotos se tenían que tomar en modo manual, es decir uno tiene que controlar la apertura y el tiempo de exposición; además de usar enfoque manual. Siendo este uno de los primeros problemas que enfrente, pues cuando a uno se le ocurre la fotografía idónea esta debe ser de inmediato y ajustar los parametros depende de la medición del exposimetro y de que tan enfocado esté el objetivo.

Otro problema que enfrenté consistió en el miedo a la gente o a los obreros, deviniendo en mi mente las siguientes preguntas: ¿Cómo logro tomar fotos naturales de personas trabajando? ¿Cómo justifico lo anterior frente a esas personas? ¿Hay que identificarse? Y más que el miedo a la gente, es el miedo al ridículo. En fin espero resolver esas cuestiones en la siguiente sesión.

Un debraye que traía en la mente respecto a la emoción de tomar fotografías consistía en comparar dos de mis hobbies: los videojuegos y la fotografía. En los juegos de video todo ya está dado, uno mas o menos puede intuir las posibles respuestas a las acciones, mientras que el tomar instantáneas no puede intuir como reaccione la gente. En el primero, uno se encierra en el mundo; en el segundo, uno se abre al mundo. En el primero es obvio que uno no puede hacer amistad o intentar conocer sobre la "persona" con quien interactue, mientras que en el otro uno puede intentar establecer conversación y saber más sobre la persona. Ambos requieren paciencia, sin embargo en uno, uno permanece sentado, mientras que en el otro, uno tiene que moverse. Me viene a la mente las palabras de mi profesor de capoeira: el cuerpo humano está diseñado para el movimiento.

[Una larga pausa mientras trabajaba en lo que se me paga]

Luego decidí revisar Xataca Foto y encontré una serie de artículos interesantes sobre fotografía callejera: I, II, III, IV, V, VI y VII. Así como algunas páginas interesantes, vía el buscador google: Obreros de la construcción, fotografía para principiantes. Sin olvidar el blog de patxiwan, su flickr y el de Markus Hartel

jueves, 2 de febrero de 2012

Aquel que sostiene a los Godos

La primera vez que recuerdo haber escuchado a Gustav Leonhardt interpretar el clavecín fue cuando me hice de las variaciones de Goldberg. Dicho CD, además traía el concierto italiano, un concierto que Bach transcribió inspirado en algún otro concierto de algún compositor Italiano. Haciendo una pausa: no era raro que Bach transcribiera al clavecín varios conciertos de diferentes compositores como Antonio Vivaldi, Alessandro Marcello entre otros. De estos dos que menciono recomiendo escuchar BWV 1065 y BWV 974, respectivamente.

Retomando, como decía me había hecho de las variaciones de Goldberg, pues en mi sed de conocimiento quería saber más acerca de las piezas fundamentales para el clavecín y una de ellas eran las variaciones que he mencionado. Recuerdo que el cd traía la foto en el reverso del cuadernito el retrato - en ese entonces yo decía y ese monito quien chingaos es, por decirlo de manera mexicana - de Gustav Leonhardt. Acto seguido puse las variaciones y entendí por que "dicen" que son las variaciones más importantes del periodo Barroco. En particular me encantaba imaginar que Bach se habría inspirado en alguna taverna al componer la variación 30, pues sonaba jocosa e indagando más adelante comprendí que en parte tenía algo de razón, pues Bach usó dos canciones folclóricas alemanas y qué mejor lugar para cantarlas que una taverna.


Un ejemplo de las variaciones de Goldberg ejecutadas por G. Leonhardt.

Así fue como me acerqué a Gustav Leonhardt, uno de los cúlmenes en ejecución del repertorio antigüo. Un gran clavecinista y organista. En esa época en la que yo de alguna manera estaba movido por pasiones propias de la rebeldía juvenil, tomé como figura en contra de los pianistas a Gustav Leonhardt, pues de alguna forma él decidió romper con la forma en que se tocaba el clavecin, la forma romántica y decidió hacer el ejercicio mental y de investigación de intentar volver a tocar de una manera más Barroca el repertorio Barroco. Podríamos decir que volvió como un Bach reencarnado en la película, Die Chronik der Anna Magdalena Bach:



En ese entonces me llenaba de enojo que los pedantes amantes de la música clásica tacharan de poco sentimental la música barroca, como si sólo la música romántica pudiese expresar los "sentimientos". Quizás cuadraturas propias de los pubertos que no conocen los patrones intrínsecos de lo que el humano haga. La música en sí es sentimiento.



Louis Couperin· Tombeau de Mr de Blancrocher


¿Por que recuerdo a Leonhardt? Tristemente o alegremente, propio es de la condición humana el morir, nos dejó el 16 de Enero del año en curso. Pueden consultar las noticias en The guardian y en El País.


Théâtre des Bouffes du Nord de París, uno de los últimos lugares donde interpretó al clavecín Leonhardt.

Y al estar escuchando la noticia el martes 17 en el programa de radio de Opus 94.5, la otra versión, fue cuando mis neuronas hicieron sinapsis y trajeron todos los recuerdos que debo al maestro.


Buxtehude preludio en sol menor


William Byrd, Fantasía

Creo que las palabras son pocas, en realidad no soy un gran conocedor de música antigüa, pero lo que sí me queda claro que no hay mejor manera que escuchar, investigar y volver a escuchar.

Emilio

Se veía contento, al parecer no murió como los demás con signos de tortura, pues su rostro se veía feliz. En cambio los otros recostados como pedazos de carnes mostraban signos desgarradores de que fueron sometidos a diversas torturas. Buenas noches - se escuchó decir. Buenas noches - contestó el forense, mientras seguía examinando a Emilio. Parece ser que este murió feliz, no como los otros, chiales - dijo el policía, mientras alcanzaba al forense una libreta para que anotase los datos de rigor.

¿Por qué Emilio? - preguntó el oficial, mientras se rescaba la entrepierna. ¿Por qué no mejor Tomás? Si está bien Federico, además lleva ya varios días y naiden lo ha venido ha identificar - prosiguió el oficial, mientras bostezaba y caminaba al mostrador.

Pues me pareció chistoso ponerle Emilio, este es el sujeto número 34 que aparece abandonado en el mismo lugar - dijo el forense. Parece ser el lugar favorito de los narcos, la calle Man Shh, cáyese - dijo el oficial, interrumpiendo al forense. No sabe que nos vigilan, nada de hacer conclusiones, para eso estoy yo - dijo sonriendo. Usted sólo diga que murió de celos, a lo mejor era puto y lo envenenaron - susurro el oficial al oido, mientras golpeaba sus manos como si de repente hubiese dado con el motivo.

Bueno, me va dejar hacer mi trabajo o qué - dijo el forense, mientras cubria al desconocido y colgaba una etiqueta del dedo gordo del pié. Desconocido 34-2/2/2012 alias El Emilio.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Que me meto al gimnasio

pero al de arte. A finales del año pasado, aprovechando precios de preventa, decidí por un "por que no" y comencé este sábado agonizante a asistir al diplomado en fotografía que imparte el Gimnasio de Arte. Dicho gimnasio está ubicado en el edificio del partido popular socialista ubicado sobre Álvaro Obregón en la colonia Roma de la ciudad de los palacios otrora, ahora la ciudad del caos y el hacinamiento. El taxi, que me llevó al lar, me dejo en la acera de enfrente, crucé esquivando autos - acaso hay alguna otra manera de hacerlo en esta ciudad - y, un poco escéptico, me adentré al edificio. Sobre si había algún anuncio a grandes luces de que ahí fuese el sitio buscado, puedo deciros que no necesariamente, una entrada discreta, como si uno entrase a un sitio secreto. Antes de acceder por la puerta, desde el momento en que me crucé la calle, ya me había fijado en una mujer poco convencional, piel blanca, un corte de cabello como la actriz que sale en la película "pulp fiction". Le cedí el paso y luego entré tras ella, aunque no necesariamente siguiéndola.

Subí unas escaleras con forma de caracol, la luz mortecina, brindaba toda clase de detalles, llegué al segundo piso, iba a preguntar sobre el diplomado nivel básico, mas una persona ya se había adelantado y usé la respuesta que le dieron a dicha persona para encontrar el salón, un cuarto con la mayoría de las paredes de canceles de vidrio, unas tazas y una cafetera acomodadas sobre una mesa en el precinto o el cuarto antes del cuarto que serviría para tomar el curso. Entré, saludé con un buenas tardes y me volví a salir. Mis compañeros en su mayoría del sexo femenino y del masculino, uno que otro hipster - obvio, pues es la Roma.

Posteriormente entró la chica "Pulp Fiction" e intuí que sería la maestra o instructora, pues saludó a todo mundo y se sentó en el lugar con una gran computadora mac de escritorio. Acto seguido comenzó el diplomado con presentaciones engalanadas con los motivos por los cuales decidimos tomar dicho diplomado.

La primer sesión fue interesante, pues vimos algunos autores y desarrolladores de la fotografía tales como: Joseph Niépce, uno de los inventores de la fotografía, entre otros muchos; William Talbot, Alfred Stieglitz, cuyas fotografías sobre trenes me impactaron; Manuel Álvarez Bravo, uno de los mejores fotógrafos del siglo XX en nuestro país, pueden consultar su sitio aquí. Entre otros muchos que recuerdo, se me va el nombre de uno en particular cuyo trabajo se mi hizo chistoso, pues imagino los refinados caballeros del siglo XIX acudiendo a él para que los retratase con diferentes ropas puestas entre ellas traje de baño. Todo sea para que la señorita de familia se decida por más que meras descripciones y por que no darse un taco de ojo con sus pretendientes.

Sobre la primera sesión nos llevamos tarea y deseos de visitar distintas exposiciones para ir entrenando las neuronas pertinentes, pero más allá de ello me llevé un buen sabor de boca con un poco de melancolía. Quizás el edificio, el atardecer... tal vez son los tiempos que discurren, cambios y un sinsentido.

La señorita Pulp Fiction, muy agradable, si quieren conocer su trabajo pueden picar aquí: Daniela Bojórquez Vértiz.

Una de las imágenes que me impactaron:


vía El blog de juguete, que a horas de estar escribiendo esta entrada me pareció interesante:

Ítaca, Kavafis.

Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
debes rogar que el viaje sea largo,
lleno de peripecias, lleno de experiencias.
No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni la cólera del airado Poseidón.
Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta
si tu pensamiento es elevado, si una exquisita
emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.
Los lestrigones y los cíclopes
y el feroz Poseidón no podrán encontrarte
si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,
si tu alma no los conjura ante ti.
Debes rogar que el viaje sea largo,
que sean muchos los días de verano;
que te vean arribar con gozo, alegremente,
a puertos que tú antes ignorabas.
Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia,
y comprar unas bellas mercancías:
madreperlas, coral, ébano, y ámbar,
y perfumes placenteros de mil clases.
Acude a muchas ciudades del Egipto
para aprender, y aprender de quienes saben.
Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.
Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ellas, jamás habrías partido;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas

Irónico: ¿Será el curso de fotografía un viaje, un viaje a la Ítaca del pintar con la luz?