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viernes, 24 de agosto de 2012

El famoso bar del oso patinador.

En eso de conocer personas de realidades alternas tiene sus ventajas, pues termina uno yendo a lugares alternos. Es curioso como ciertos grupos luchan contra la discriminación, pero en sus lares de tragos discriminan a otras personas. Caminando sobre la calle de Londres, siguiendo el sentido de los automoviles, casi llegando a una avenida grande con palmeras y tubos de luces enroscándose cuan serpientes se observa una figura emblemática, la de un oso caricaturizado, quizás el color elegido concuerde con el color de la mayoría que habita esta ciudad, un color moreno. Con gran panza y brazos dignos de vivírsela en el gimnasio levantando pesas o costales, según sea el presupuesto.

Una hora antes, por alguna razón, me había detenido en el incensante cambio de canales a ver un rato sex and the city por la televisión y se me antojo un martini. En mi caso en lugar de antojárseme un manhattan o algo por el estilo, se me antojo la bebida favorita de Hemingway o de Churchill y sucia, es decir ginebra, vermú seco, una aceituna y un chorro de salmuera. Una bebida de hombres, aunque muchos torpes y vulgares bebedores de cerveza piensen que es de señoritas. Como os contaba viviendo cerca de la zona rosa, decidí acceder a dicho sitio que enarbola a las personas que por ser velludas y gordas se referencían como osos, aunque ya estando en el lugar no dejan de tener muchas maneras que la media que batear para el lado contrario.

ASí que heme rodeado de "osos", no de chicas, aunque siendo sincero cuando uno va al bar generalmente no hay muchas chicas y las que hay ya tienen novio, acompañante o que se yo. Solicité al barman un martini sucio, una cerveza y una lata de agua mineral, dado que no traia efectivo y con tarjeta hay cota de consumo. Me posisioné en una zona del bar en la que no fuese objeto de miradas, los cuadros alusivos una vez más al fetiche de osos con irreales proporciones musculares o al menos irreales para quienes frecuentan el sitio, pues en México la gente no se distingue por ser mamada o atlética - incluyéndome.

Por un rato estuve enfrascado en la imagen reflejada sobre el martini de una cabeza de oso cubierta de espejos reflejando colores desde el rojo hasta el azul, pensamientos sobre el futuro, que sigue... hasta que otra persona se me acercó y brindó diciéndome que dejara de pensar y disfrutara la vida.

La música, nada trascendente, quizás pensando en que se sienten muy machos imaginaría Rammstein, Metallica, System of a Down... pero al parecer sólo queda en la apariencia, pues se escucha Gaga u otras cuestiones muy propias del cliché. Finalmente conforme el libar desaparecia, la empatía hacia llegada, me movi a la entrada y sonreí, observé algunas postales con la imagen del oso de la entrada en distintos atuendos, caray si que en esta viña hay para todos los gustos. Incluyendo a quien sólo deseaba un martini sucio por unos cuantos pesos.

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