El vapor, la cebada, el escuchar como se estampan las gotas, una a una, varias... contra el blanco piso. ¿Hay sentido? Qué demonios!
No podría agradecer más que perderme en un sinfin de colores, rosa, azul, garigoleados barrocos, observando sonrisa, definitivamente es el mejor obsequio que puede hacer un ser humano a otro.
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