Pues en la tónica de los viajes por bugs, uno que disfrute chingonamente, salvo por los lentes perdidos y la jeta a las 4 de la mañana en una alfombra de cesped a lado del edificio municipal, fue el que hice a Monterrey. Una ciudad bastante agradable con una vida nocturna chida y muy agradable a la pupila.
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