Ojalá que llueva café

No hablo de mi fantasia laboral en donde los granos caen tupidamente mientras su servidor adicto a la cafeina salta cuan Homero en la tierra del chocolate. El camarada me invitó al concierto por los 20 años de café Tacuba en el foro sol, Lalaith Rauko, seguro estaría pensando en que deberían de sacarme más seguido a pasear, pero en mi caso me impactó la cantidad de personas que fueron al concierto y lo interesante del foro sol. Es impresionante escuchar millares de pies golpeando las gradas de dicho estadio, los gritos... al menos por una noche han de sentirse una especie de Führers, en el sentido alemán de la palabra, de millares de almas. Puedo esbozar la imaginaria sensación de Lestat frente a miles de humanos muriendo por ser conducidos al éxtasis y desenfreno de las pasiones que genera la música. Mi primer acercamiento a dicha banda débolo a la necesidad de levantarme temprano y usar mtv para despertarme. Es así como en las mañanas mientras me vestía escuchaba pachucos, chundos y cholos, chichinflas y malafachas, acá los chompiras rifan y bailan tibiritábara a como extraño mi amor, ay amor mi vida pronto tienes que volver. Al final del concierto el broche de oro fue la curiosa torpeza de dejar las luces prendidas de la nave burdeos y ser salvados por el acumulador de un honda híbrido. ¡Será interesante ir al Vivelatino!