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jueves, 31 de marzo de 2005
Del Miércoles al Martes
Acampar y nadar por un río subterraneo es algo sumamente tenso y con gran adrenalina, pues aunque la corriente no era fuerte, el nadar en la oscuridad y con una lampara de minero es algo que no cualquiera imaginaria, el sentir la bóveda de la caverna a unos cuantos centimetros del agua. El pensar que el agua del río podría crecer y ahogarnos a todos es como pensar en el súbito infierno. Luego el silencio y los ecos de goteos a lo lejos. Una bóveda más grande se yergue amenazadoramente sobre nuestros ojos. El lugar cumbre para acampar... Desafortunadamente por un caprichoso Dios decidí no ir y sólo imaginar tal expedición. Todos estos días "santos" pasé reflexionando y torturándome sobre el hijo de Venus. Su terrible influencia e irracionalidad. Más terrible cuando la flechada persona no sabe si hacer caso de la flecha o del mortal que la conquista y la adora, cuan Diosa terrible. Pueden los mortales hacer caso omiso a los designios de Eros, puede un mortal con su apasionamiento y fervor arrancar la flecha divina de cupido. Ir en contra de un Dios es acaso en estos posmodernos tiempos como ir a comprar al "mall" o vestir una pulserita amarilla, "livestrong". Esas son las dudas que me aquejan. Pues veo con tristeza a esos dos mortales que luchan y más tristeza me causa el haber flechado a uno de esos mortales. Realmente ha surgido, en estos días que veo a dicho mortal, un extraño respeto, pero no es por algo que Cupido use una venda para sus celestiales ojos y no dudo cuestionar el flechazo de Cupido o Eros, pues tal lance no afecta a uno, sino a varios... a mi en particular.
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