Buscando como regresar de León a Tepic, una ruta no jalada de los pelos, ya que queda de camino la enorme ciudad de Guadalajara, me topé con diversas compañías de autobuses, una que me llamó la atención fue Estrella Blanca. En parte fue por que tenía varios horarios, un precio barato, aunque no exageradamente barato a comparación de comprar un boleto de León a Guadalajara y de Guadalajara a Tepic con viejos y cómodos conocidos como ETN u Omnibus; y para alguien que usa la Web para comprar una página amigable que acepta un gran número de proveedores financieros, un buen punto para quienes contamos con Amex.
Así hice circo y maroma para llegar puntual a la central de autobuses y lidiar con una "retrospectiva" de desarrollo ágil, reunión donde el equipo de la galera de exclavos ágil saca todos sus sentimientos por el "sprint" que se trabajo, godineo de TI a todo lo que da.
Sin embargo estuve esperando 40 minutos junto con otros pelados, bueno en realidad una típica chica Tepiquense, y cuando el camión llego el chofer mencionó que tomarían un refrigerio que regresaría en 15 minutos, así que tache en puntualidad.
Subí al camión y el pasillo era angosto, dando una sensación claustrofobia, llegué a mi asiento asignado y los números de los asientos estaban pintados con marcador, los compartimentos para guardar las cosas eran abiertos recordándome los camiones de la escuela. El asiento se veía un tanto desvencijado, otro tache al mantenimiento de los interiores.
Me senté y varios compañeros de viaje no usaban cubrebocas, el aire olía a viciado, un chavo venezolano que estaba en la misma hilera pero del otro lado del pasillo estaba sorbiendo mocos de manera periódica, para el colmo se acercó quien sería compañero de asiento y ni un buen día o tarde, simplemente me dijo "yo voy allí", le explique que mi boleto decía 29v con la "v" de ventana, pero siguió empecinado en "yo voy allí", el joven de los mocos resultó ser su compinche por que se unió al coro diciendo que "él ya estaba allí". Así que decidí aceptar mencionando que ese era mi lugar, pero que no tenía inconveniente de cambiar asiento. Pareciera que ofendí al chamo por que se sentó y me dijo que ya no era necesario plantando una cara de molestia.
La impuntualidad, el aire denso y viciado, la mala vibra del chavo, el espacio del asiento tan cerrado no habían colmado el agua, cuando subieron más chamos sin cubreboca y el sonido repetitivo de mocos siendo sorbidos terminaron derramando el agua. Decidí que no ameritaba sufrir en el viaje, me paré del asiento, el chavo de a lado hizo gesto de qué hueva mover mis piernas para que pases, y me bajé del autobus, todavía tuve varios minutos tortuosos de espera, pues alguien tenía que sacar mi maleta del camión, una vez que me la dió emprendí la carrera para hacer lo que debi haber hecho desde un inicio comprar un viaje en ETN a Guadalajara y luego a Tepic.
Definitivamente no creo volver a viajar usando estrella blanca, llega el momento en donde cien pesos o doscientos valen el poder viajar en un asiento cómodo y sin altercados de tiempo o de compañeros de viaje.
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