Se veía contento, al parecer no murió como los demás con signos de tortura, pues su rostro se veía feliz. En cambio los otros recostados como pedazos de carnes mostraban signos desgarradores de que fueron sometidos a diversas torturas. Buenas noches - se escuchó decir. Buenas noches - contestó el forense, mientras seguía examinando a Emilio. Parece ser que este murió feliz, no como los otros, chiales - dijo el policía, mientras alcanzaba al forense una libreta para que anotase los datos de rigor.
¿Por qué Emilio? - preguntó el oficial, mientras se rescaba la entrepierna. ¿Por qué no mejor Tomás? Si está bien Federico, además lleva ya varios días y naiden lo ha venido ha identificar - prosiguió el oficial, mientras bostezaba y caminaba al mostrador.
Pues me pareció chistoso ponerle Emilio, este es el sujeto número 34 que aparece abandonado en el mismo lugar - dijo el forense. Parece ser el lugar favorito de los narcos, la calle Man Shh, cáyese - dijo el oficial, interrumpiendo al forense. No sabe que nos vigilan, nada de hacer conclusiones, para eso estoy yo - dijo sonriendo. Usted sólo diga que murió de celos, a lo mejor era puto y lo envenenaron - susurro el oficial al oido, mientras golpeaba sus manos como si de repente hubiese dado con el motivo.
Bueno, me va dejar hacer mi trabajo o qué - dijo el forense, mientras cubria al desconocido y colgaba una etiqueta del dedo gordo del pié. Desconocido 34-2/2/2012 alias El Emilio.
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