Caminaba con Yuriko sobre puente de Alvarado, no recuerdo el por qué nos habíamos visto a la altura de metro revolución, si recuerdo que me contaba que por esa zona vivía con su madre y su hermana. También recuerdo que me comentó que no debería de caminar por encima de las rendijas que daban hacia el metro, eso fue a la altura de metro Hidalgo. Pocas veces salía con mujeres que conocía de la escuela más allá de entresemana - Aún me sigo cuestionando sobre mi actitud. Yuriko, una amiga que estudiaba matemáticas, debo confesar muy guapa y de muy buen cuerpo, tiene una voz un poco grave, lo cual le confiere un tono sensual. Afortunado David, quien es su enamorado - pienso para mis adentros y que ahora que lo pienso, haciendo un poco de ejercicio de remembranzas, tampoco pintaba mal, estudiaba economía en el ITAM, sociología en la UNAM, le daba duro a las pesas, Kung Fu, Capoeira y además era muy buen ajedrecista. Es cuando uno dice, son a su media naranja proporcional y en armonía.
El hecho es que caminabamos sobre puente de Alvarado, quizás el motivo de la reunión habría sido el compartir algún apunte. Y más allá de compartir el apunte, Yuriko me pidió que la acompañase a la librería del fondo de cultura económica ubicada en el centro sobre eje central. Yo le pregunté a que iba a dicha librería y ella me contestó que iba a ver si tenían Madame Bovary. Haciendo un ejercicio neuronal y obviando el disgusto de estar trabajando al momento de escribir estas líneas, me viene a la mente en forma de instáneas, su rostro iluminado al decirme que había metido una materia de literatura con Julián Meza. Un éxtasis muy propio de las féminas, recuerdo se veía muy linda con sus ojos saliendo de emoción y hablando más sobre la materia. Lo que no recuerdo es si ya había metido alguna materia con Julián Meza antes o después de esta salida con Yuriko. No recuerdo si fue Ideas III, así se llamaba la materia donde veíamos a filósofos como Wittgenstain o Nietzche, u alguna otra. Lo que si me queda claro es que en la sinceridad de su expresión le hace justicia a la persona que era Julián, un francófilo - que ahora leyendo un poco más sobre su biografía entiendo el porqué - y un fumador empedernido. Una persona que era un éxtasis escucharlo - las neuronas se conectan, sí, con él llevé Ideas III -, pues su clase era como perderse en la narrativa y la explicación de las cosas. Casi siempre iba con pantalones, camisa azul de vestir, al menos así es como lo recuerdo, y saco negro, de ese tipo de corte como casual deportivo.
La última vez que vi a Julián Meza fue a inicios del 2005, cuando fui a recoger las placas de mi coche en la delegación Cuauhtémoc, estaba parado en la explanada, me acerqué a saludarlo, de inmediato le reconocí, no entablamos mucha conversación más allá de preguntar sobre como le ha ido a cada quien.
En estos días me entere de su partida por medio de Maira y su blog palabras chacales Sin duda, aprovechando que no tengo auto, dejaré la fumada lectura, ahora llena de disertaciones de Carlos Castaneda y leeré Madame Bovary, quizás sea la madame quien me invite a la tertulia de las lecturas de Meza. Más sobre la noticia de la partida del autor de la huella del conejo y otras lecturas aquí y aquí.
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