Finalmente me he percatado que si soy títere de mi demiurgo es por algo. Supongo que llegar a más de medio siglo es todo una empresa. También supongo que cuando tienes un hijo y lo ves crecer, desarrollarse... te genera un sentimiento de posesión. Probablemente dentro de 30 años intente ser titiritero de mis hijos. Y mis hijos, cuan títeres felices cortarán tales hilos y odiarán hasta cierto punto al titiritero. La diferencia radicará entre adoptar un papel de titiritero o el papel de demiurgo generoso que ve con agrado como sU creación crea y así exponencialmente. Por tanto esperaré pacientemente, mientras bebo té - ja -, a que los problemas con mi demiurgo fluyan y se sequen. Así que venga el próximo chantaje.
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