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domingo, 1 de enero de 2012

Pariendo el 2012

Preparando chocolateAhumando la nocheLas llamas del primer díaAferrándose al primer día del añoEl Hefestos de la playaLancha 1
Roberto fluyendoCuevas de repenteCangrejo y SegoSego y CangrejoSeñorita FotogénicaSeñorita dame un beso
La huesuda asoleandoseRumbo a los escollosEl NayarSorprendido en TehuasEl bravoCaballos desbocados
Roca impactadaRobertoLuz enconchadaComo en casaEn el Maito la vida es más sabrosaSí

Pariendo el 2012, a set on Flickr.

En 31 años que tengo de existir nunca había pasado el cambio de año viejo a nuevo afuera de la ciudad de México, obvio con la compañía de mis padres y mi hermana. El año impar que finalizó fue la excepción como muchas otras cosas lo fueron para bien o para mal. Aprovechando el ímpetu de Alejandro Cuevas, decidí integrarme a su empresa de pasar el año nuevo en alguna playa no comercial cercana a Vallarta. El inicio, como es propio de su carácter, fue incierto, por un lado quien inspira sus pupilas sufrió un imprevisto, por otro lado el mero día su coche sufrió un altercado, indolentes constructores que se les ocurre poner una malla de metal en vías rápidas como Periférico para que los neumáticos se ponchen. Afortunadamente la pericia y el deseo de no fracasar en la deseado hizo que termináramos en Guadalajara donde conocí al famoso Checo, fanático del país vasco, y posteriormente se nos unió Roberto.
Mas, como era de esperarse de las vacaciones, los planes no fueron conforme a lo planeado y conocimos un pueblo curioso conocido como San Sebastián del Oeste. Tampoco pasamos el cambio de año en alguna playa "virgen", sino en la ciudad más "amigable" de México, palabras textuales que adornan la entrada a Vallarta, en compañía de una amiga del Checo, La More; la hermana de la More, el esposo de la hermana de la More y el hijo de la hermana de la More. Divagando entre gente en el malecón de Vallarta, cenando antes en grata compañía y pitorreándome de algunos comentarios curiosos - Humanos, si supieran que los hijos de Akasha no son todos como los pintan.
Finalmente, el primer día del año viajamos rumbo a playas no muy comerciales conocidas como Mayto y Tehuasmixtle, esta última muy agradable, pues es un pueblo de pescadores y no sentí las peripecias propias de la playa no comercial, como son los mosquitos y las pulgas. Un mar bravo, una fogata y la compañía de personas que estimo, que demonios: quiero mucho. Nada como fusionarse viendo las estrellas, platicando, mientras la brisa marina choca con el calor emanado de una fogata. ¿Qué buenas nuevas traerá el año par, fin de un ciclo del calendario Maya?

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