Hoy, como hace un año, la aleatoriedad me recuerda la fragilidad de la existencia. Un día las carcajadas y el ímpetu nos hace sentir como caballos desbocados arrojándose contra los escollos, otro día débiles sucumbimos al destino inevitable.
Por fin descansas tía Tela, la última y más joven de las 3 hermanas, comienza otro momento, no hay principio, ni fin, tus sinápsis entre las mías, un ejemplo de lo que se debe y no se debe hacer.
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