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viernes, 14 de febrero de 2025

La amenaza Amarilla


No sé qué me pasó por la mente, bueno si sé, fue la negación, mi absoluta y patética negación de aceptar que ya no existías. Tenemos amigos por etapas de nuestra existencia, a veces unos convergen por unos meses, otros por años y otros más por casi toda la vida en variación de convivencia. En el caso de Ángel, fue en los albores de los veintes que convergimos, cuando ambos lo hicimos en el proyecto de El Supuesto, periódico del ITAM. 

Sigo perplejo y más por no creer lo que me había contado Raziel hace dos años, el rumor de tu fallecimiento, qué mal amigo podría decirse que te envié felicitaciones por el cara libro no una, sino dos veces. De las primeras imágenes o recuerdos que tengo me viene a la mente inexorablemente el Supuesto, jugar worms, jugar futbolito, hacerte bullying por que estudiabas actuaria y no matemáticas, aunque después rectificaras. 

La amenaza amarilla en esas rondas de fin de semana en que tu color favorito de Risk era el amarillo, las caguamas, y tu eterna rivalidad en ese juego con Carlos Lever, tu amor con Brenda. Tu ansia de tirar periodicazos anónimos versus el decirlo con nombre. Me viene a la mente cuando dijiste, preparando la cena, que las mujeres son como los bisteces en el sentido de saber calentar bien, ahora me parece un chascarrillo alburero incluso trascendente, otrora algo inapropiado, como siempre fuiste en varias formas de comportarte. Me enchiló que dijeras que practicaba una arte de esclavos, lo cual era cierto, que por que no practicaba jiujitsu. En el fondo amé que te declararas team Pili, aunque uno pretendiera ser ecuánime. Me daba gusto que hicieras emputar a Cahormona, fui mal amigo en tu paso laboral por Inffinix en la torpeza de ser popular. Qué crudo eras, algo que ahora comprendo sabiendo que eras hijo del Oriente, de esas personas que no tienen el privilegio del lugar o del dinero, sin embargo esa es su fortaleza y lo que las hace tan vivas.

Después terminó la universidad y la convergencia divergió, mas no por ello el contacto esporádico, mucho tiempo después de tu partida hablando con Raziel en un restaurante sobre Álvaro Obregón, me di cuenta de que era negación, quise ver tu estado en linkedin en verde, como diciendo que ahí está siendo una amenaza latente. A veces uno no aprecia las amistades hasta que uno sufre ciertos golpes de la vida o uno madura. Aún con toda tu irreverencia e inapropiado carácter, venga poco políticamente correcto me refiero, me daría gusto volverme a topar contigo y ser tu amigo. 

Donde quiera que estés Angel de la Piña un Niño te mando un gran abrazo, te quiero, aunque el Alex de hace 20 años fuera un mamerto acartonado y el de ahora un torpe incrédulo de tu ausencia. ¿Ya te checaste porque luego te sangraba la nariz a cada rato?  

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