Liz fue una de las primeras personas que conocí por parte de special one en Calgary, recuerdo haber ido a su apartamento a degustar unas deliciosas enchiladas verdes estilo Aguascalientes, pues Liz es originaria de tal estado. Así fue que la convivencia empezó en especial con una de las actividades que ambos disfrutábamos que es hacer senderismo por las rocallosas Canadienses. Debo mencionar que el hecho de que Liz fuera bióloga le daba cierta curiosidad a mi mente, ya que siempre me ha llamado la atención lo que piensan los biologos y su aprecio por la naturaleza, cosa que curiosamente Liz personificó en el festival de Lilas en Calgary en uno de sus tantos proyectos divulgatorios de ciencia, el otro es ciclomanías.
A Mahesh no lo conocí hasta poco tiempo después, una vez que Liz sanó de su trance como facilitadora de quien otrora fuera su pareja y que al estilo de la chica Danesa decidió que lo suyo era ser mujer, en ese sentido me viene a la mente la serie por qué matan las mujeres, donde la pareja de los 80s lejos de juzgar su esposa terminó apoyando en el trance hacia el más allá a su esposo con la sentencia de VIH. Pero volviendo a Mahesh, fue en una reunión en casa de Liz y tratando de hacer memoria, me viene un recuerdo olfativo, el olor de un arroz ajazminado y las especies Indias.
Algunos años después y de vuelta a México con la consiguiente divergencia de caminos, una vez más el demiurgo nos ha juntado de manera temporal para que al ritmo de diversas rolas tanto Indias, como Mexicanas celebráramos el amor y compromiso que ahora Liz y Mahesh se tienen mutuamente. Desde esta bitácora agradezco a Liz (y Mahesh) el habernos invitado y la poca o mucha convergencia de caminos, sin duda una gentil mariposa se posará sobre el hocico de un adusto lobo.
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