Ha pasado casi una quincena y no he escrito mucho, puedo contarles entre muchas cosas que he decidido hacer la especialización de procesamiento de lenguaje natural en Coursera para no apolillarme, en cierta forma es divertida, pero también me cuesta trabajo dedicarle tiempo y más por que mi cuerpo cada vez me reclama más el sedentarismo con múltiples reales y no reales dolencias o problemas, el principal son los triglicéridos altos, pasando por diversas hipocondrías y es que no es para menos, una parte de mi me dice que me mueva, que salga a caminar a explorar, que toque el piano, que lea, pero la parte "laboral" dice lo contrario, me obliga a quedarme sentado por largos periodos de tiempo y si a eso le auno la parte de mantenerse al día laboralmente, pues los tiempos se vuelven más largos.
Acá en Tepic he agarrado la costumbre de ir al cerro con el cuñao, bueno Adrián, el menor de los hermanos varones de Iván, así que el miércoles se ha convertido en el día de subir el cerro de San Juan, la subida puede ser al inicio un tanto pesada por la elevación y tiene sus complicaciones por el suelo erosionado, así como la oscuridad, personalmente me gusta el reto de ampliar mis sentidos en la oscuridad o la penumbra de la luna, pues uno descubre el potencial de los ojos, el oído y el olfato, curiosamente es las noche de luna llena cuando las plantas sueltan más fragancia, con la oscuridad negándose a usar la molesta luz led, uno descubre el cielo estrellado y en el suelo los bichos bioluminiscentes, los sonidos van desde grillos hasta otros reptiles. El cerro de San Juan tiene 4 descansos, el cuarto es impresionante, pues ante la espesura del bosque ya en la parte más alta se abre una especie de meseta que muestra como telón la vía láctea y otras colinas más.
Algo curioso de la subida de la semana pasada fue que la luna llena se volvió una compañera que primero nos espiaba de manera coqueta para finalmente volverse una guía escurridiza en la vereda que va de la meseta al mirador, cuesta arriba, de lo enorme y ligeramente rojiza me recordó el escenario de cierto juego de pelea donde se ve parte del castillo de Suzaku al fondo y al frente Ryu vs Zangief, en el caso de la semana pasada el castillo era más bien una colina y el frente en símil proporción yo y Milk, así le apodan sus hermanos.
Ya bajando del mirador la conversación fluyó en temas de planes y me quedé un tanto pasmado al reconocer que como tal no tengo un plan a comparación del Milk que tenía santo y seña para este año. ¿Debería tener un plan? me preguntaba mientras escuchaba los planes de doctorado, empresas, etc.
Tengo en mente seguir ejercitándome aprovechando las clases de HIIT, comparto un ejemplo de la clase grabada por si se animan.
Jugar juegos de mesa, que se han vuelto un montón y retomar la coral de J.S. Bach en piano, la capoeira me hace guiños respecto al grado que se viene en pié.
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