y otras cosas más, la verdad la pereza o mejor dicho la desidia me ha aquejado y no he compartido las fotos del viaje a los lares cercanos al ecuador del planeta, es decir no he compartido con uds mi experiencia de visitar Colombia y es para menos, hay tantas cosas y tantos contrastes. Sin duda Bogotá y yo empezamos un poco mal, decepcionado de la pobreza y los grafitis en algunas partes de la ciudad, sin embargo conforme fueron pasando los días me di cuenta que había idealizado la ciudad, pero aún con toda y esa idealización la ciudad mostró cosas increibles, un urbanismo impresionante, una cultura desbordante y un gusto por México desde Colombia.
Así fue que sus calles arboladas, sus parques, su caos y su orden me fueron sorprendiendo día tras día, sus medidas chicas de café, el buñuelo con chocolate y queso, sus frutas deliciosas, una diversidad terrible en sabores frutales y smothies. Su gusto por la lectura y la música mexicana de antaño, esa que narraba historias. Colombia la bella con su gente con un gran componente africano, con sus ojos como los retratos de Botero me enamoraron y también al Pingru. Sin duda regresaría a Bogotá para caminar en su lluvia y su frío, en subir a Montserrate y disfrutar algo tan simple como una sopa de jitomate.
También visite Cartagena, la heroica, la que puso frente a los ingleses, digan lo que digan los guías y su celo por ser colonizados. Sus calles pintorescas y sus contrastes de pobreza. Todavía me duel el coxis por la caida en su jardín botánico. Ese lugar en que ya sea por el interés de unos pesos u otra cosa varios pueblos latinos convergemos: "Ese mi mexicano, no te rajes" se escucha la voz cantada de otrora hijo de Africa y criollos.
En 14 años de hacerme ese estudio casi anualmente no había salido un número así, lo fecho con el 10 de Abril, pero en realidad estoy escribiendo un mes después. Hablé con mi médico de cabecera y me dijo que no me preocupara, que no había urgencia de repetir el análisis y que estaba bien hacerse dicho hasta finales de Junio. Debo confesarles que escribir sobre ese número me genera ligero escalofrío. También mi médico me dijo que es posible que sea un error del laboratorio, al final el IMSS. Rondan muchas cuestiones por mi mente obviamente. Cuestiones que contrastan, ya que dicha métrica se contrasta con otras métricas de las cuales salí bastante bien como siempre. Otra cuestión es que si realmente fuera algo urgente, el médico de cabecera que conozco desde hace casi 10 años me hubiera dicho haste otros análisis de inmediato, no por desdeñar que la médica del IMSS los mandó 3 meses después.
No tiene sentido tener escalofrío por algo que uno no controla, lo que si puede uno controlar es volverse a hacer el análisis y ya, incluso a la mejor con un laboratorio particular para contrastar con el resultado del IMSS, eso es racional, pero pues uno no es de palo.
Tras una reunión para explicar código obsoleto, framework de struts, MVC y Java primordialmente. El caos se apoderó de mí y en una ola de "mala" dopamina, llámese divagar entre nopor y las consecuencias fisiológicas, llegó la tranquilidad de un concierto para dos clavecines de Krebs. Mentiría al decir que no hubo cenit consecuencia de esa dopamina acumulada, entonces también la calma llegó como un tornado que se disipa tras enrollarse esos alisios resultado del cálido murmullo de eros.
En fin han pasado los días, el humo se ha estacionado tras terribles incendios, el humo se ha ido y los días pasan no lentamente, sino como si escapasen. Así no he tenido tiempo para estudiar piano, mas sí para jugar squash, leer un poco, escribir aprovechando mi última compra compulsiva de pluma fuente. Pienso que debería de retomar la danza barroca, su entrenamiento y su estudio, en parte como gesto hacia las enseñanzas de la maestra y en otra parte por ambiciones personales. Así pasan los días de Abril y mañana partiré de nuevo al chilango por cuestiones de chequeo de cajón anual. Quizás aprovecharé para jugar con suave lomito Rococó y si Pingru converge aprovecharemos la semana para andar en la más gentrificada y saturada ciudad de México.
Conocí a Cosme, el hijo de mi prima que ha sido un crisol de bipolaridad desde muy niña, parte la culpa si es que hay viene de mi tía, su madre y hermana de mi madre, pues entre esquizofrenia y no, muchas veces la envidia o rivalidad con mi madre le ha corroído. No digo que siempre haya sido así, pero a veces una gota de tinta es suficiente para enturbiar el agua. Enhorabuena Cosmito, quizás tu venida a este mundo sane o ayude a sanar heridas otrora abiertas.
Me gustaría que fuera una broma del sajón día de los inocentes: "April fools", mas no es así a unas semanas de tan triste partida por fin puedo sentarme a escribir al respecto o mejor dicho plasmar lo que ya había escrito hace algunos días.
Desde esos oásis de otra época y que aún persiste en algunas partes del chilango, aproveché para comprar tinta con un buen descuento, cargar batería y leer un poco de Fernando Pessoa, irónicamente su libro de desasosiego. Tengo varios meses de no escribir a mano por lo que el dolor de hacerlo es evidente. Quizás coincidentemente con mi lectura la falta de sosiego reverbera con la partida de la maestra de danza barroca, la querida e inigualable Maestra Magda, la noticia triste acaeció hace 15 días, en esos días en los que la sabiduría popular dice ni te cases, ni te embarques, un día funesto, un 13 de Marzo.
Ese día coincidió con la vorágine entre trabajo y partir rumbo a San Luis Potosí, dicho día un vacío me pasmó, poco antes había visto en un capítulo de el Gatopardo la partida de su hijo y como cubrían los espejos a manera de luto, así por la mañana al saber la noticia cubrí el espejo principal de la casa, en algún momento me afloraron las lágrimas al pensar en dicha acción. Más noche ya en compañía de Selene mientras surcaba el camino en un autobus entre Guadalajara y León, mi mente ensoñado por la plateada luz del astro, me recordaba su piel blanca y sus palabras "Uy, trae los lentes" en un tono Limeño, quizás fue el recuerdo entre verme reflejado con lentes en la ventana del autobús y cuando bailé el minué con otra compañera y no me quité los lentes, en aquella ocasión en una casa que rentamos o conseguimos, horas antes muy al sur habíamos bailado los Sauvages de Rameau con una coreografía ideada por la maestra, todavía tengo el petricor plasmado en mis neuronas cuando la aventura terminó y cada quien nos fuimos a nuestras casas, en mi caso la lluvia torrencial me agarró en un banco y afortunadamente me pude guarecer, observaba las nubes grises y azuladas del cielo con una nostalgia de que algo tan bello acababa de terminar.
Fue de esas primeras veces que nos reuniamos de manera física o en vivo todo el troupé barroco que hasta entonces había sido virtual por la pandemia. Un par de años después nos volvimos a ver en honor de nuestra querida Caro de tierras australes, cuya visita en la ciudad de los palacios la celebraríamos con un Sarao en su honor. Así el día de los muertos trascendía con una fiesta donde el violín y las contradanzas me hicieron sentir como en otro lugar y en otra época, poco antes la maestra me abría las puertas a un hermoso departamento Porfiriano en Bucareli con su sonrisa adusta y cálida.
El mismo porte y garbo que había visto en el 2021 muy cerca del día de las madres en la Pérgola de los Pinos, una terraza hermosa en los jardines de los tlatoanis modernos y que ahora es museo. Ahí quedé embelesado al ver a la maestra en acción bailando Les Contrefaiseurs con la música de La Furstemberg. En dicha danza, la pareja son una especie de falsificadores, de ahí el nombre, cayendo en una paradoja, pues no sabemos quién es el imitador y quien es el personaje real.
En este video grabado por mi hermana o Pingru, muestra un minué a 4 personas.
Poco después presenté a mi familia a la maestra y ahí me ruborizó al mencionar que era uno de sus alumnos más aplicados, mas como no serlo o bueno intentaba serlo, pues gracias a la pandemia en parte y en gran otra parte a que la maestra decidió dar un curso en línea tuve la oportunidad de cristalizar un sueño que traía desde tiempos en los que escuchaba las gigas francesas de Bach y me ponía a bailarlas en la otrora amplia recepción de la casa de Guadalquivir. Varias veces me imaginé, después de ver le roi danse, bailando la música de Lully dedicada al rey Sol.
Casi dos décadas después por fin entendí las leyes gravitatorias a las que el rey sol se sometía, ya que acompañado por la maestra pude adentrarme a los terrenos de la coreografía del siglo XVIII y su brillante creador: Raoul Auger Feuillet. Ahora no se trataba de sentir la música, sino de entenderla a través de la notación que nos legaron, la maestra en su experiencia nos recalcaba esa ondulación que se extiende al cielo como paradigma del barroco francés.
Viajo a San Luis Potosí, ciudad barroca de la época novohispana, todo un diamante olvidado, la capoeira aguarda con la felicidad que la caracteriza, mientras tanto la luna con su manto plateado muestra el dulce y triste sueño en el que la maestra Magda se ha sumergido, mientras los aún despiertos soñamos con Terpsicore, una lágrima recorre su pómulo, parece una perla irregular del Perú.