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lunes, 25 de septiembre de 2023

Todos somos marineros

Todos somos marineros,
marineros que saben bien navegar.
Todos somos capitanes,
capitanes de la mar.


Taller de Afro con Gugu


Por cierto por fin conocí en vivo a el camarada Hiram Darko del entreno en línea

Suena el berimbau y su vibrar cala hondo, pese a mi antipatía postpandémica y a la tranquilidad del lar que ha sido mi casa estos tres años, decidí estar con mis camaradas en esos veinticinco años, el lugar del encuentro me confundió, pues desvelado faro y foro pueden ser palabras parecidas y más cuando ambos lugares están en la misma alcaldía, pero bien dice que uno sabe bien navegar, por cierto el título es parte de una ladainha que me gusta de Mestre Cigano, que a su vez la tomó de uno de sus poetas favoritos: Leon Felipe. Una vez aclarado el lugar, llegué al faro Azcapotzalco, la ciudad de México me sorprende en su reinvención constante y ante todo ese caos ordenado, centro comercial incluido, de pronto emergió el faro cultural, iluminando con sus estructuras. Sorprendido entré a dicho recinto, sobresaltado por las cosas que acontecerían, el quinto aniversario con rock surf y entre la sutileza de los salones, los capoeiristas comenzaron a emerger.  


Todos somos capitanes
y la diferencia está
sólo en el barco en que vamos
sobre las aguas del mar.

Poco a poco las personas de ese navío comenzaron a surgir con sus distintos roles, la primera que vi fue a Formiga, junto con sus libretas artesanales, y luego Jenny love, a cargo absoluto del registro, así poco a poco fui reconociendo a diversos camaradas, algunos que tenía mucho tiempo de no ver y con su consecuente paso del tiempo, lo mismo imagino han de haber dicho de mi. Algo interesante de ese viernes es que por fin conocí a mi camarada con el cual entreno en línea y su pareja, también fue curioso toparme con un cuate que es de mi vuelo, definitivamente más grande que yo debo de puntualizar, cargando una mochila de piel y un termo de esos que son de a de veras conteniendo el néctar de los dioses de Azcapotzalco.

Quem te ensinou a navegar?
Quem te ensinou a navegar?
não foi marinheiro
Foi um peixinho do mar

El encuentro en términos de las clases fue en cierta forma parecido a otros encuentros, pero siempre cada uno guarda sus peculiaridades. En esta ocasión parte por haber llegado tarde de Tepic en viernes y parte por una lesión de rodilla, no quise entrenar mucho, como en otras ocasiones donde uno termina como pollo espinado, así que no tomé talleres, aunque ganas no me faltaron para el de danza Africana con Gugu.  

Las clases de capoeira que asistí fueron dos, la del viernes fue impartida por Mestre Acordeón y Mestra Suelly, la del sábado por Mestre Mata mosquito. En la primera el tema central, como todas las veces que he tomado clases con Mestre Acordeón, versó totalmente sobre la ginga. No ahondaré mucho, pero la ginga es el movimiento de balanceo que distingue a la capoeira como tal en la roda. Es con la ginga con la que uno se muevo y usa para soltar patadas y machincuepas, el problema es que en la capoeira hay una tendencia a gingar de manera tiesa a 3 puntos y la escuela de Mestre Acordeón se basa en una ginga de 4 puntos donde importa el balanceo, esta ginga es más efectiva sin duda, pero requiere mayor concentración. La segunda clase, Mestre Mata mosquito como estudiante de Mestre Acordeón hizo hincapié en la ginga, pero las enseñanzas versaron más sobre derribos, sorpresas y el uso de cara de cuatro para desequilibrar al otro jogador. 

Filho de Ogum não pode apanhar 
Eu sou trovador 
Eu vim dançar 

Las fiestas del encuentro son algo fundamental, ya que más allá del desmadre o de la diversión, tienden y estrechan lazos comunitarios, donde no solo hay intercambio de ideas, sino de vivencias. El viernes por la noche más que fiesta, fue una reunión informal acompañada de pozole cortesía de los Mestres y en una ironía o metáfora, también la música que se tocó en la reunión convergió a una especie de pozole aderezado con varios instrumentos y matizado con la voz de Mestre Toni Vargas, su hijo y en algún momento de Mestre Acordeón. Curiosamente en algún instante una rebanada de mantequilla se convirtió en mi pastel de cumpleaños y las velas fueron las voces de los presentes, ruborizado aún varias semanas agradezco tal gesto. El sábado si fue una verdadera pachanga en el mítico hotel vizcaínas por metro salto del agua, dicha planta baja que ha sido testigo de otras fiestas, ahora lo fue de la ofrenda grupal a Oggun acompañada de muchas samba y otros bailes, aquí debo de agradecer el tequila que invito Gigi Puff y el ton de regreso del Rey. 

Marinero, marinero;
marinero... capitán
que llevas un barco humilde
sobre las aguas del mar...
marinero...
capitán...
no te asuste
naufragar
que el tesoro que buscamos,
capitán,
no está en el seno del puerto
sino en el fondo del mar.

El domingo con todo y cruda asistí a uno de los eventos un tanto emotivo, con mucho arte sin duda y tal vez con el tiempo encima, pues se entiende que a veces los teatros pueden ser estrictos, pero eso no quitó ver a muchos amigos obtener el grado de Mestre, 25 años dedicados, como mencionó Mestra Rosita, primero con su energía pueril o de adolescentes y ahora maduros como camaradas de un viaje. Me consta pues de esos 25, llevo yo un poco más de 10, observando sus proezas,  entrenando junto con ellos, tomando clases y aprendiendo de ellos, bebiendo con ellos. Me da mucho gusto y desde aquí mando un gran abrazo a todos mis camaradas capoeiristas que ahora son Mestres, ContraMestres, profesores, instructores... a veces es un salto al vacío, pero para ello se ha entrenado. ¡¡Axè marineros!!



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