Y después de tanta locura, líbido y probar otras tantas cosas me has regalado en una mañana sin saber cómo, ni por qué unos hermosos diamantes que brotaron de esos ojos carbones. ¿Qué regalo puede ser más sincero y espontáneo? Así con los nocturnos de Chopin que escucho o el piano para el estudio que escuchas, sé que estoy perdidamente enamorado, no como hace 7 años, sino como hoy finales de Julio de este año impar.
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