Me sorprende que el cara libro esté tan incrustado en el día a día, justo antes de presionar el botón desactivar el corazón me tamborileaba como si fuese el fin del mundo y en este momento que escribo al respecto siento una curiosa ansiedad. Las razones de haber hecho tal cosa son varias, quizás por el mero placer de no existir en esa red, por un momento claro.
En el fondo las tripas se mueven y en cierta forma estoy molesto de que me quieran maltratar, como si no valiese ni un céntimo y quizás por esa razón me desquité con mi cara pública en la red de amigos. Veremos cuanto tiempo pasa de aquí a que se da cuenta. Por lo pronto he decidido caminar a solas, pues no soporto ser el motivo de odio y malestar de otra persona y menos si tal supónese es la media naranja.
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