Finalmente un momento en donde puedo escuchar música y avanzar como debiese en la existencia godinez, escuchando a Chopin. Hace unos días caminaba por donde otrora viví durante muchos años y donde viví de niño epifanias como los cerezos que llueven al estilo de Akira Kurosawa, sólo que en mi caso fueron flores de Jacarandas, desafortunadamente y muy por el estilo del sueño plasmado por Kurosawa ahora remanecen solo los tocones de las imponentes Jacarandas que tenía la vecina a la entrada de su casa y que coincidían mayormente con la entrada de la casa de Guadalquivir. Un sentimiento triste y más al observar lo que valen las casas, pero su valor es falso, la calidad de vida no existe, sólo avaricia y atisborramiento por dinero. ¿De qué sirve vivir en una zona tan cara, si no hay árboles, no hay pájaros, no hay mariposas, abejas? Ahora solo colmenares humanos que venden la plusvalía de tener gendarmes en la entrada cuan estúpidos infantes.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario