En un sinsabor tendiente más a amargo que a dulce termina una semana intensa laboral por presiones y tiempos rotos, más que por soluciones adecuadas. Una voz chillante exigiendo, quizás justamente, la resolución de sus problemas y mil manos. Hoy por la mañana me preguntaba si realmente soy un matemático de pantalla o en realidad soy uno.
Irónicamente por azahares del caralibro y del internauta finito escucho música romántica y en metáfora un carnaval representando a distintas especies de seres vivos en el idealismo romántico de Saint Saens pasando uno a uno en el teatro de la vida o de la codificación o ambas o el deporte o que se yo la capoeira, el matrimonio.
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