Dentro de la pasmosidad Canadiense llega el verano y con él días para andar en la calle con un calor tropical. Época en que los Calgarienses disfrutan andar en el tren atestado, borrachos, festejando y se entiende por completo. Hay que aprovechar los pocos días de Verano, pues el temible invierno regresa con sus 8 meses de nieve. La frialdad pseudoinglesa da paso a la alegría y en las calles puede uno escuchar desmadre, música y gente bebiendo cerveza, vistiendo sombreros de vaqueros, jeans, shortcitos cortitos de mezclilla, en el caso de las mujeres; camisas vaqueras y bailando variaciones del payaso de rodeo.
El inicio de todos estos festejos comienza con el día de Canadá y siguen
dos semanas con una especie de feria de pueblo conocida como el
Stampede con juegos de feria, rodeo y otros eventos que recuerdan la
vida campirana al estilo del viejo oeste, en este caso el viejo oeste
muy al norte. Antes de que Calgary tuviera ese impulso económico
derivado del petróleo lo que había en estos lares eran vacas y ganado,
por ende vaqueros; pueblos de las primeras naciones, indios; bisontes y
praderas. Así que el Stampede es una especie de recordar aquellos
tiempos difíciles sin duda. Una tradición común en estos lares son los
desayunos gratis, cosa que no pude disfrutar mucho debido a mis
obligaciones laborales a distancia.
Nada como echar la pestaña en el transporte público en la madrugada después de un chingo de cervezas.
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