Parece ser que año con año se interpone para buenas o malas nuevas. En este se interpuso para recordarme la fragilidad y el candor de Hipócrates y de Eros. En el caso del primero si bien todo fluye chido por unos instantes me imaginé fuera de las bondades del estado benefactor. El segundo por que el mismo estado benefactor me mostró una cara que no imaginaría: la plaza santa catarina en el centro histórico. Sin duda un interesante recinto con fuentes, un colchón. Antiguamente la iglesia de dicha plaza era usada como descanso intermedio para la imagen de la virgen de Guadalupe en su traslado del Tepeyac a la catedral cuando había alguna desgracia como epidemias o tormentas. Ustedes saben que me declaro ateo, pero me llena de mucha curiosidad el fervor que tienen los mexicanos, incluso aquellos que están fuera de la iglesia por sus pensamientos o acciones, a tal grado que ocupa lugares privilegiados en antros curiosos. En fin como os escribía, la plaza santa catarina fue testigo de una caida y un poco antes de contemplar una pareja en su atavío formal declarándose una sociedad ante el estado mexicano, cuan dos seres en algún dejavú venidero
Decidme único número con repetición del mismo dígito que depara este año venidero, en tu primicidad curiosa que depara a 1 y a 1.
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