El tráfico entre coches y humanos fue patente este fin de semana por motivo del concierto de Plácido Domingo en el Angel. Diran que soy un Grinch de estas fechas, pero estoy sumamente disgustado por ver como prostituyen el paseo de la Reforma con changarros de Pecsi y más por sus frases pedantes de ya viste como te quedó el ojo con nuestro gigantezco hiper mega fabuloso árbol. Nunca había visto un flujo tan grande de coches y personas a dodge para ir a fotografiar el famoso árbol, ni la cantidad tan terrible de lucecitas que se venden en la Reforma. Quizás quitándome un poco el saco Grinch sea pertinente tener a una cantidad grande de gentes en la Reforma, aunque sea bajo la promesa navideña de contemplar un árbol, si me pensase cristiano muy semejante a hablar de la gula como algo no deseable, pero a todas luces todos gozan de ser golozos.
De ahí en fuera creo que el espíritu de la temporada, más allá de algún atavismo religioso, que me caga y por eso no deseo ninguna buena natividad a nadie, es el que viví este fin en que uno se reune para regalarse, aunque sea la presencia en si, y conbeber un rato. Sin duda me da mucha gozo haber visto y tener noticia de su existencia, reir, hablar, brindar... ¡Se precia de la manera más sincera!
Eso si como todo fin de año, pero en proporciones de tiempos de la influenza hnln, estoy constipado y parece que tendré una muela de juicio muy jodona.
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