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miércoles, 23 de septiembre de 2009
El gris día
Me gustan los días nublados, pero cuando están nublados y llueve poco o mucho, pero sin duda caen gotas del cielo. Los días nublados sin lluvia son como los oidos de un sordo, sin sonido, sin silencio, simplemente la ausencia del sonido, dije a proposito sin silencio y no hay contradicción. Si, pues metafóricamente el silencio mismo es un sonido. Me oprime el pecho, me siento ansioso, no quiero trabajar, así siento estos días nadie habla, nadie existe, un terrible sinsentido se apodera de mis neuronas. En los media no hay sonido, no hay letras que sonrían... Ayer, tras un terrible descontento, salí de mi casa en la noche, no deseaba regresar de isofacto, casualmente en la calle un norteño como de mi edad entre mochilero u algo cercano preguntome como llegar a Hidalgo y le dije el como, sin embargo por alguna razón decidí preguntarle si le molestaba que le acompañase, pues no deseaba regresar a mi casa, deseaba simplemente caminar y olvidar el enojo. La plática versó sobre la pfp, tijuana y lugares para visitar el df. La sorpresa me asaltó al saber que venía de Tijuana, junto con otro amigo para aplicar en el examen de la pfp y por ende ser parte de. Caray, un administrador deseando ser pfp, viniendo de Tijuana, no tendría miedo, por alguna razón no lógica creo yo que Tijuana es más peligrosa que el D.F. quizás por su cercanía a Juárez. Una vez llegado el punto a metro Hidalgo y Reforma me di vuelta en U y el futuro pfp a la izquierda. Releo y me detengo en la palabra miedo, ayer de regreso reflexionando sobre miedo, seré acaso un pusilánime. Supongo que sería toda una aventura aprender a manejar armas, investigar crímenes, entrenar diario, manejar un charger... quizás en otra vida, si es que hubiese. Idealizado parece una vida más emocionante que mendigar la propia detrás de un monitor, qué hueva, detesto ser de hueva. Qué resta hacerme de una domadora, he reflexionado y me parece que los humanos gustamos de tener domadores, alguien que nos de el pretexto para no correr libremente, no por que el domador quiera, sino por que el tigre cómodo se encuentra en su jaula alimentado y mimado. Quizas ese sea el fracaso en el universo de domados y domadores, no ofrezco ni una cosa, ni otra. Será que por eso reflexiono en lugar de andar pensando en si ahora saltaré como tigre por un aro con fuego a la salida de trabajo.
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