Tantas veces que le has amado, tantas veces que tus plantas han besado esas piedras, si el caballito de Tolsá hablase, qué no diría, qué no dirían las bancas arremolinadas en pos de la alameda, sus calles susurran borracho, sus palacios os recuerdan con olor a café. En este día y a la hora en que los tochtlis dejan de roer para ser emisarios de la luna, te sonríe la efigie del nombrado estado que os vio llegar al mundo de la tristeza y la alegría, te dice heme aquí, el corazón de la antigua Tenochtitlán palpita por v. 26 estíos.
Un golpe de suerte, posiblemente, el caos divino en patrones no numerables e infinitos se hace presente, pregúntome, será un guiño para vos, afírmome, para mi un mensaje, camino bien y con aleph-1 buena compañía, que más puedo desear.
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