La noche se aproxima desparramada. Los vapores besan los vidrios impregnando un velo de ensueño. Los demonios aguardan recostados, su sosiego ha sido interrumpido por el augurio paupérrimo del mexicano. Calaveras seducen y retozan grotescamente. Anuncian la búsqueda de un Oasis. A 100 por hora revuela encaminado a Pachuca consigo lleva los vicios más virtuosos.
Frituras han de hacerse y chescos invitarse, nada como 1-2-3, nada como llegar al Oasis y cejar ante los placeres del agua y la fresca sombra. Puede haber algo mejor que descansar bajo palmeras de concreto y fundirse cuan cadáveres de Pompeya.
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