Acaso los frutos no terminan, qué terrible es saberse deseado y no amado, más lo es cuando al no deberse amado deseo saciado. Es una fémina la locura o es el invierno lo que sulfura. Me pregunto si sabré cuando soy deseado... mas bien he de afirmaros que chingues a tu madre tú y tu deseo enfadado. Como borrego baalo y directo al matadero trasquilado. Antes del corral todo era claro, ahora todo un ridículo enamorado.
Carajo, que no puede uno fluir en esto de las hormonas y el conocer a alguien parecido.
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