... La mañana susurra, una leve lluvia descansa sobre mis hombros, mis pupilas descansan sobre el verde candor de los árboles, increible pensar que el otoño ha empezado. Quería hablar sobre el dos, pero no encontraba un sentido, ni palabras profundas para hacerlo. El domingo leí el periódico, unos cuantos tabloides hablaron al respecto... sus palabras no trascendieron, solo me recordaron el terror escondido. Quisiese recordar, sentirme en el pellejo de quienes estuvieron ahí, mas no podía. El salvajismo del estado... fluye en la sociedad como un alegre riachuelo... Trae una ligera y grata alegría al escuchar la tromba ocasionada por un partido de fútbol... Supongo que las noticias de soma son más placenteras, que recordar la inmundicia de historia y origen que nos envuelve desde que México es México.
... Sigue susurrando la mañana y entre sollozos dime un tiempo para escribir, el correo que escribo desde mi oficina se siente amenazado por el resto de las aplicaciones. El trabajo espera, no hay espacio para pensar, reflexionar, contemplar... Comienza a trabajar olvídate de tu existencia, simplemente, alegre, embarra tus ojos al monitor y tus dedos al teclado. Qué patético antes me quejaba de no tener mucho trabajo, ahora me quejo de no poderme quejar por la falta de exceso de trabajo.
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