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martes, 28 de noviembre de 2023

Se vienen vientos gélidos

 La derecha nunca va cejar de querer tomar el poder e imponer su visión del mundo, un análisis que me gustó por la manera en que narra las cosas es el de Monedero, el cual comparto 

Los derechos y la concordia social no es para siempre, hay que reafirmar a esas personas que piensan que individuo antepone ante todo, que también la sociedad tiene parte y más si es en búsqueda de utopías justas. 

jueves, 23 de noviembre de 2023

Faz acontecer

-I-

Se escuchaba un toc, toc, como el sonido seco que produce una gotera, solo que menos sutil. El viento agitaba las hojas como si buscase esconderse torpemente. Al horizonte el cielo se teñía entre gris y azur, el estruendo anunciaba lo inevitable, la fragancia de tierra mojada se mezclaba con los olores de la comida de ciertos puestos que vendían una serie de confites y frituras. De pronto un estruendo más contundente a lo lejos, como el rugido de un león y los comerciantes como si de gacelas tratasen comenzaron a ponerse nerviosos y comenzaron a alzar cazuelas, mantillas, utensilios de madera, frutas de color intenso. Una de ellas escapo rodando desbocada celebrando una libertad efímera, pues un muleque de ropa raída la atrapo.

--Ande patrón lleve un poco de coco-- dijo una vendedora con sonrisa blanca y enorme, que mostraba sus raíces mulatas, a quien respondí con una sonrisa de vuelta, sus ojos negros expresaban una felicidad casi enfermiza, cuando sentí el golpe, volteé molesto y vi a un mozo de pelo chino vestido de manta blanca como sus dientes en contraste con la piel más negra que el ébano. Absorto por su pícara sonrisa busqué mi cartera para comprar un coco, pues sentía una terrible sed. Sorprendido no encontré nada y fue ahí que caí en cuenta que el mozalbete de ébano se había llevado mi cartera. 

Así comenzó lo que tanto se anunciaba desde hace rato, primero unas gotas grandes que nos recordaban la existencia, luego estás redoblaron y se volvieron una lluvia copiosa, casi intempestiva con truenos. 

El refugio era evidente a lo lejos unos enormes arcos, el sonido de la tormenta se mezclaba con el de un tamborileo constante. Me guarecí en los arcos y ante mi se abría una amplia estancia y ahí el chaval ébano me sonrió mientras jugaba una danza extraña, capoeira decían algunos, capoeira cantaban otros. Y en el centro de esa círculo de personas mi cartera, el ladronzuelo ébano jugaba con otro hombre barbón con ciertos rasgos mulatos, así haciendo contorsiones pretendían alcanzar mi cartera cuando otro entró y sacó al barbón, así don ébano sonriente hizo una voltereta sin manos y venció al que acababa de entrar, pues así como voló se arrastró y tomó mi cartera.
-- Bravo -- ovacioné aplaudiendo. 
-- ¡¡Te he reconocido Exú!! --y de un golpe sin saber el cómo me acerqué al instrumento que dirigía tremenda fiesta, su forma la de una calabaza con un arco emitía un sonido chirriante que contrastaba con las percusiones. El mozo ébano se acercó se encuclillo y extendió la mano, imité lo que hizo y lo saludé entré dando tumbos al centro de esa circunferencia de gentes, girando sin saber cómo o el por qué solté una chapa, el joven ébano con gran habilidad dio una voltereta y se situó a mi espalda. Un susurró recorrió mi cuerpo y solté un rabo de arraia.
-- ¡No sigas a Ogun!-- gritó el hombre ébano, mientras mi pie golpeaba su mandíbula, sus ojos se abrieron enormes, blancos contrastando con su color y de pronto el cielo gris ennegreció. 

Cuando desperté, me sentí mareado como si hubiera bebido mucho ron, abrí los ojos y vi junto a mi la culpable de ese vértigo, pesadamente alcé la vista hacia el cielo, ante mi la luna fría y distante, hermosa sin duda, pero fría. 

El viento soplaba un tanto tibio a veces, otro tanto fresco, las nubes parecían que cortejaban a la luna y su penumbra danzaba una especie de vals nocturno. 

--Creo que sí, sí bebí bastante-- murmuré cuando de pronto en la penumbra más oscura se prendió el pitillo de un cigarro, de un intenso amarillo este cejó en un rojizo naranja dejando ver el rostro adusto de un negro, que contrastaba con su esclera tan blanca como la luna a mi cabeza. La penumbra cejó ante la luz mortecina del astro plata. Un negro fornido con una barba rala me observaba de una manera casi intimidante. Retador volvió a insuflar su cigarro y expulsó una humareda con olor a clavo.

--¡Hey Ado! ¿No vas a compartir tu ron?--preguntó más como una orden. Torpemente me erguí tras dejar de besar con la espalda la columna de uno de los arcos, tomé la botella de ron y se la alcancé. 
--Nada como un buen trago, ¿verdad?--
--Te he cuidado buena parte de la noche-- dijo ya con un rostro un poco más amigable, pero duro y viril en su expresión. Luego me alcanzó la botella.
--!Bebe! ¡Ado!--ordenó con una voz como la de un roble. El hombre se levanto y extendió su brazo co la botella, quizás era un estibador u algo así, pensé por la complexión de sus brazos que la penumbra dejaba entrever. Tomé la botella y bebí de golpe. El líquido al recorrer mi garganta me llenó de un calor intenso, me imaginé como ese cigarro yendo del amarillo intenso al rojo para luego volver al frío negro.
-- Necesitarás valor para lo que ha de acontecer-- dijo el estibador sonriendo, mientras extendía su áspera mano para ayudarme a levantar. 

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Nota: Revisando mis publicaciones guardadas encontré esta de hace varios años atrás, hoy tras escuchar el poema de Fernando Pessoa al finalizar la clase de capoeira y quererlo compartir en esta bitácora, he decidido completar ese cuento con el contexto de mi vida actual. Por cierto el poema es el siguiente:

No quiero rosas, con tal que haya rosas
Fernando Pessoa

No quiero rosas, con tal que haya rosas.
Las quiero solo cuando no las pueda haber.
¿Qué voy a hacer con las cosas
que cualquier mano puede coger?

No quiero la noche sino cuando la aurora
la hizo diluirse en oro y azul.
Lo que mi alma ignora
eso es lo que quiero poseer.

¿Para qué?… Si lo supiese, no haría
versos para decir que aún no lo sé.
Tengo el alma pobre y fría
Ah, ¿con qué limosna la calentaré?

Nota el poema lo tomé de acá

viernes, 17 de noviembre de 2023

Vicious

Desde hace rato quería platicar o compartir una serie que se me hizo muy amena en gran parte por el humor inglés y en otra parte por la vida y los cuestionamientos que uno se puede llegar a hacer de viejo. Uno de esos cuestionamientos es, en el caso de las parejas homosexuales, el tener un hijo, así en dicha serie se nota como este grupo de personas de la tercera edad de una manera cómica adoptan al joven y este los adopta. No les arruino el final, así que véanla.

Este cuestionamiento es algo que ya vivo y uno piensa, es una pena que la sociedad en la que uno vive en una clara miopía religiosa e individualista no fomente el paso de estafeta, en fin nada que un sobrino pueda aprender, si es que lo hay.

 

miércoles, 1 de noviembre de 2023

Dionisio en el cerro de San Juan

Originalmente esta entrada iba ser para finales de Octubre, pero se me fue el tiempo y terminó siendo para el primero del penúltimo mes. Como he platicado en otras entregas, el cerro de San Juan se ha vuelto uno de mis lugares predilectos en Tepic. He agarrado la costumbre de cada viernes subirlo, junto con Adrián, y ya en el último descanso, en el mirador donde se observa buena parte de la ciudad de Tepic compartimos algún refrigerio, una manzana o una mandarina, y brindamos con unas buenas cervezas, mi favorita es la Allende golden. Para mi es un merecido premio tras el esfuerzo de subir por una hora y cacho el cerro, ya que no solo es caminar, sino subir cuesta arriba y en algunos momentos incluso subir el equivalente a escaleras altas. 

Comparto con uds algunos de los videos, que muestran un poco las sorpresas que el cerro siempre depara o eso me gusta creer. Por ejemplo, hace una semana y media en el camino nos topamos con varias chotacabras, aves con ojos como de búho, que aprovechaban el calor de las piedras o el terregal,  dependiendo de la sección del cerro, para reposar o buscar alimento. Luego unos días después volviendo a subir nos topamos con una manera curiosa en que la niebla cubrió la ciudad de Tepic, dejando ver a lejos de manera enmarcada el volcán de Sangangüey.  




Sobre libar al cobijo de la luna y las estrellas, no es algo nuevo para mi, en otras ocasiones lo he hecho sólo o acompañado, pero sin duda en compañía es mucho mejor, me viene a la mente cuando en el ITAM aprovechando el aventón de un amigo que se llama Tavo, con quien administraba el somero club de ajedrez, hacíamos una parada en el parque México y nos chutabamos algunas cervezas, hablábamos de política, de ajedrez y de los famosos Michelmáticos, una puberta idealización de Michel, una chica hermosa con muy bonito cuerpo que ambos conocíamos, como una especie de moneda de cambio. Ahora 20 años después me ha tocado cruzar camino con mi cuñado y beber en la cima del cerro, hablar de traumas y trabajo. 

Ese ejercicio tan humano y que disfruto me hace pensar en dos rolas:


No hay mejor manera de conocer a alguien que en la taberna y si uno no va a la taberna, entonces la taberna va a uno con forma de una deliciosa cerveza Allende golden, ya les había mencionado, cómprenla y bébanla y me dicen su opinión.


Esta última, aunque la letra es un poco más profunda, las imágenes del video me hace pensar en el grupo explorando y recorriendo caminos, senderismo puro, y en el caso del cerro, senderismo nocturno, un cariño de camaradas haciendo lo más humano y neto de nuestra evolución: caminar en el bosque, en detrimento al terrible sedentarismo y la soledad que nos hace guiños en esta época moderna.


 



El famoso chotacabras

En fin comienza noviembre, las flores naranjas que nos recuerdan que la vida es un ciclo con sus dorados tonos, el fulgor del ocaso pintado en sus pétalos.