En estos tiempos pandémicos aprovechando el tiempo libre de no convivencia con humanos pude finalmente ver una ánime que tenía mucha curiosidad en parte por que mis pares hablaban maravillas de este. Debo de confesar que conforme la serie avanzaba la ansiedad y la psicosis de los personajes me fue carcomiendo llegando en un momento a desesperarme y sentir todo esas deformaciones psicológicas que trasmiten los personajes. Curiosamente hace un par de días un amigo preguntaba en una de las tantas redes sociales qué te dirías a ti mismo a tus quince años. Evangelion se publicó o salió al aire cuando justamente yo tenía dicha edad y sobre mi yo hablando con el Alejandro de quince años quizás le diría que no fuera tan prejuicioso y tan duro consigo mismo, casi como una de las facetas que tienen uno de los personajes adolescentes de Evangelion. Como Shinji en esos momentos buscaba la aprobación de mis padres y qué mejor que siendo duro conmigo mismo y perfeccionista.
A esa edad recuerdo muy bien las caminatas a la YMCA con mi hermana los fines de semana para ir a nadar y jugar raquetbal. Justo a 4 días de adentrarme más en los cuarentas me viene a la mente las curiosas peripecias que viví a los 15 años, pienso en el despertar sexual, mi pre-entendimiento del mundo y de la realidad que me acompañaría hasta casi mi primer sabático forzado en la universidad. La aparente regla dorada de estudiar y hacer ejercicio, como único objetivo para salir adelante de la restricción presupuestal que acampañó por muchos años las decisiones de mi familia.
Justo por estas fechas, cuando era un quinceañero mi abuela paterna dejó este mundo, una partida acompañada de lamentables aullidos del perro del "tapón de alberca", el hermano de mi padre. Mi comportamiento era cordial, pero en realidad no tenía amigos cercanos, quizás como Shinji para evitar ser herido adopté un acartonamiento para evitar que mis compañeros de colegio me fueran a juzgar por mi pobreza relativa, curiosa reminiscencia al último episodio de Evangelion donde se narra acerca de nuestra percepción como interpretación de la realidad, sin embargo siempre se puede no ser el piloto de un Eva, sin embargo a diferencia de la serie, no siempre uno en dichos tiernos años puede llegar a tales conclusiones de adulto.
Hablando de amigos del colegio a esa edad y de despertares me viene a la mente la canción de un buen amigo so pretexto de un trabajo escolar de literatura cantando: "y en lo oscuro una mujer desnuda", yo(tocando las castañuelas), el Pollo(cantando) y el Pato(a la guitarra) presentando una musicalización interesante del poema de Mario Benedetti. Debo de confesar que ya me hacía guiño cierto gusto y recuerdo a Morales(el pollo) con una sonrisa chingona, sobrepasando su tartamudez y cantando fluidamente.
tiene una claridad que nos alumbra
de modo que si ocurre un desconsuelo
un apagón o una noche sin luna
es conveniente y hasta imprescindible
tener a mano una mujer desnuda.
Una mujer desnuda y en lo oscuro
genera un resplandor que da confianza
entonces dominguea el almanaque
vibran en su rincón las telarañas
y los ojos felices y felinos
miran y de mirar nunca se cansan.
es una vocación para las manos
para los labios es casi un destino
y para el corazón un despilfarro
una mujer desnuda es un enigma
y siempre es una fiesta descifrarlo.
genera una luz propia y nos enciende
el cielo raso se convierte en cielo
y es una gloria no ser inocente
una mujer querida o vislumbrada
desbarata por una vez la muerte.
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