En este momento de mi existencia, el tiempo que tengo para escribir se ha visto en cierta forma mermado y la punzada a veces me genera ansiedad, así que pese a que tengo bastante trabajo encima, 40 minutos perdidos dadas las pantallas azules de windows en la computadora del trabajo, aprovecho para liberar ese necesidad y plasmarla aquí.
Como saben, bueno no creo que sepan por que no he escrito al respecto, pero en un arrebato de hacerme de un instrumento musical, compré una sansula unos días antes de regresar de Dublín a la ciudad de México, aprovechando el hecho de que de camino del apartamento donde me hospedaba a las oficinas donde trabajaba había una tienda que ofrecía a muy buen precio dicho instrumento, inicialmente pensé de hacerme de una kalimba, pero la sonoridad de la sansula me convenció por este último.
Coincidencia por estas fechas fue que al empezar a estudiar dicho instrumento, una de las canciones para entender las partituras en la sansula, fue precisamente la tonada de sakura. Así que sin duda ahora que florecen los cerezos, que mejor que dedicar a mi madre dicha música y compartir con ustedes tal variaciones.
La versión cantada.
La versión en koto.
Sin duda el amor de una madre es tan hermoso como las sakuras.
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