El albor del séptimo mes y del mes del estío por excelencia empieza con Vivaldi, aún cuando he visto llorar a mi pequeña hermana a costa de las víboras y la sangre me hierve le lejanía y el sinsentido, aunado a las tierras boreales me dejan tan solo como mera figura de apoyo y sonrisa. Ojalá puedan endulzar sus oidos, pese a la putrefacción que las víboras con quien hay que pelear los 4 ladrillos lastimen v. timpanos.
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