En el impresionante edificio de la otrora secretaria de relaciones exteriores, ahora el centro cultural Tlatelolco, varios capoeiristas se dieron cita para compartir clases, juegos y entrenamiento bajo el sol, en el pasillo con la efigie moldeada en metal del benemérito de las américas o en otras aulas adaptadas. Escudándome en mi trabajo, sólo pude asistir el sábado y el domingo a comparación de otros encuentros años atrás en donde asistía jueves, viernes, sábado e, incluso, domingo. No tuve la oportunidad de entrenar capoeira con el invitado especial, el mítico mestre Brasilia, aunque si pude aprender algunos pasos de samba. En particular me impresionó su elegancia al jugar y al entrenar, como un capoeirista de antaño vistiendo sus mejores galas saliendo de misa para luego ir a la roda de capoeira. También fui a la fiesta en donde uno puede convivir con colegas y profesores de capoeira, incluso dados los libares dionisiacos en algún momento siente uno que son hermanos, quizás sea una de las múltiples bromas que juega Baco al rendirse ante su poder. Uno de los tantos ciclos humanos que me traen de cabeza, pues esa sensación la he sentido años atrás desde la universidad, cuando uno hace el oso, mezclando amigos y Baco.
Hace algunas horas, tuve mi troca de corda, cambio de cuerda, personalmente tengo sentimientos encontrados respecto a esos eventos, pues en medida que uno se hace más viejo dentro de la capoeira, donde uno más disfruta del juego es en la roda, en cambio en las exhibiciones está la presión y el forzar la energía - espero me puedan dar licencia con respecto a un uso coloquial de dicha palabra.
Algo que me puso de mal humor por ejemplo es el uso de las palmas y más cuando son un chingo de palmas, tanta palma opaca los instrumentos y por tanto uno no puede apreciar el sutil berimbau, ni al cantante. El querer forzar la alegría de juego con micrófono, palmas y movimientos a mi gusto termina siendo una especie de circo ridículo. El esperar un montón de tiempo sin calentar también afecta, pues cuando uno entra al juego entra todo tullido, claro hay excepciones y sin duda hay una correlación con juventud, sin embargo tiene sus aspectos positivos, no deja de ser una fiesta y una muestra de lo que es la capoeira, un lugar donde uno puede ver a los más virtuosos de la capoeira jugar, aunque sin duda prefiero ver eso en las rodas.
Obtuve mi cuarto grado de capoeira, sin embargo personalmente sentí que no pude exhibirme bonito, en algún momento me pasa por la mente que fue más un grado por tiempo que por lo que pueda mostrar de la capoeira que se jugar y en ese sentido me gusta una frase que escribió una chava capoeirista conocida como pipoca: Hago examen toda vez que voy a la roda. Semanas atrás leí eso y estaba incluso molesto, pero hoy comprendí sus palabras en el sentido de que el mejor lugar para mostrar la experiencia y valía de la capoeira es en las rodas.
En ese sentido quizás por eso entiendo mi desazón y hastío, me hubiera gustado mucho recibir mi grado en una roda privada, lejana de exhibición después de haber jugado bastante que en un teatro, mas en la vida nos guste o no, no deja de ser un teatro, claro, con un reparto deplorable, pero no deja de ser un teatro. No hay vuelta atrás, no hay ni mejor, ni peor, simplemente los minutos pasan y es el momento lo que demuestra nuestra valía, no el hubiera querido momento, si no exhibí una capoeira que me satisfaciera fue por que no entrené lo suficiente, no dormí las horas que debía y fui sin desayunar, así las oportunidades pasan y como dice una rola de capoeira:
Na vida se cai
Se leva rasteira
Quem nunca caiu não é capoeira
Na vida se cai
Se leva rasteira
Quem nunca caiu não é capoeira
Na capoeira
Eu cresci com o passado
Desse tempo tão ligeiro
Rapido como um piscar
Ontem eu era um menino iniciante
Um capoeira errante
Mas não parei de treinar
Na vida se cai
Se leva rasteira
Quem nunca caiu não é capoeira
Eu cai sim
Eu cai me levantei
Tropeçei cai de novo
Consegui me afirmei
Na vida se cai
Se leva rasteira
Quem nunca caiu não é capoeira
A vaidade é ruim pro capoeira
Faz ele se achar o bom
Não escapa da rasteira
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