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miércoles, 24 de agosto de 2011
Un hombre se confunde gradualmente, con la forma de su destino; un hombre es, a la larga, sus circunstancias
Ese día al abrir la página con el buscador google me tope con el doodle mostrado en video y trajo consigo una serie de recuerdos. De como me tope con Jorge Luis Borges me remonta a cuando hice una pausa en mis estudios de matemáticas para ganarme la vida, ya que la economía familiar así lo ameritaba. Por alguna razón terminé de operador telefónico para Cablevisión y en el entrenamiento para obtener el puesto convivi con varias personas del rango de edad. Una de ellas era un cuate, recuerdo, de fisonomía medio barbudo, moreno, no muy alto, supongo un metro setenta e iba a dicho entrenamiento junto con su novia. En los azares de convivencia coronados con alguna cerveza salió el tema del infinito, él me preguntó sobre si había leído a Borges, yo con cara de asombro total respondí que no. Dos días después, un sábado, pues el día de descanso era viernes. LLegó y me prestó el libro titulado el Aleph. Desafortunadamente no pude devolverle el libro después, pues él y su novia, una vez terminado el entrenamiento, no continuaron con el trabajo de operador telefónico en el área de atención a clientes, cosa que yo al menos hice por unos meses más. Sería interesante saber de él por el libro de las caras, pero ni siquiera recuerdo su nombre, mucho menos sus apellidos. ¿Se habrá casado con su novia? ¿Seguirá induciendo a otras personas a leer a Borges? Quizás en mis mozos años de salir de la jaula de los padres, hace 10 años, débole a este monito barbudo con aires libres, el conocer y haber leído a un autor que como pocos hace el juego de jugar en sus escritos con objetos matemáticos como el aleph. Una simple palabra puede englobar tanto, en matemáticas usado para las cardinalidades de ciertos conjuntos infinitos, en hebreo la primer letra del abcdario. Quien diría que la persona menos insospechada me prestaría el punto mítico donde convergen todos los puntos, más irónico resulta, releyendo un poco, pensar que en la porosidad de las neuronas, intentando no olvidar, falseo algunos de los rasgos y quizás en una interpretación sea yo mismo siendo lo que deseaba ser y no era.
Quizás en el FCE puedan encontrar los cuentos completos de Borges o al menos pueden pinchar aquí o acá para leer algunas de las obras del Bonairense.
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