Desde que comencé el famoso viaje ha habido noches que tengo sueños que rayan la frontera entre lo real y lo irreal. Por alguna razón los dos sueños que tuve hoy los recuerdo muy bien.
El primer sueño consistió en que a la usanza de Dosis diarias se encontraban Dios y el Diablo, este último jugando con una caravana, principalmente una carroza, que partió por un cañón inundado un medio metro aproximadamente. Las actividades lúdicas del diablo consistían en hacer caer truenos y hacer que el piso temblara para ello el diablo con su pie golpeaba el piso y de repente a lo lejos temblaba o con su puño golpeaba su palma y caía sendo trueno cerca de la caravana, mientras Dios se reía a carcajada tendida. Sin embargo, estos dos personajes no contaban con que se acercaba cabalgando la heroina de la época de la revolución francesa: Marianne - la mujer espadachina que salía en cierta caricatura hace algunas décadas -, junto con un chamán indígena del norte de América que podía ver a tan peculiares figuras. Me desperté cuando el diablo y dios fueron descubiertos y retados a duelo por Marianne. Adolorido por la tensión del sueño, me paré y fui por un vaso con agua. El reloj marcaba casi las cuatro de la mañana.
El segundo sueño sucedió en la playa, por alguna razón a lo lejos empezaron a vislumbrarse torbellinos y el primer torbellino que rodeo al grupo de amigos no fue tomado muy en cuenta, yo me aferre enterrándome en la arena a la raiz de una palmera, mientras veía como personas y objetos eran succionados por la fuerza de tal meteoro. Posteriormente cuando el torbellino cesó, las personas y los objetos empezaron a caer del cielo, algunas personas morían por el golpe mientras otras caían sobre los techos de casas de acampar y se salvaban. Yo, junto con otras dos mujeres desgarramos una casa de acampar y comenzamos a rescatar gente que caía del cielo. Sin embargo, los torbellinos no cesaron y volvieron a atacar. Intenté correr a algún otro lugar donde no los hubiese y terminé en una especie de aldea japonesa pesquera, los torbellinos atacaron me volvía a aferrar mientras veía como las casas de la aldea eran succionadas madera por madera y como los habitantes entregaban ofrendas algunos a costa de su vida siendo succionados a quien sabe donde. Ellos me explicaron que tenían que tranquilizar a la naturaleza y ese era el por qué de sus ofrendas. Posteriormente aparecí junto con otras personas que conocía, como las personas que viven en el 101 de Hamburgo 253, sentándonos sobre unas gradas dentro de una pirámide de escenario, supuestamente para protegernos de los embates de los torbellinos, sin embargo después de un rato este sucumbió y todos corrimos desparidos aferrandonos a palmeras o enterrándonos en la arena. Y en una especie de hecatombe tipo katamari damaci, los torbellinos empezaron a levantar ingrávidamente grandes porciones de agua con ballenas incluidas y otros animales marines. Mis roomates se me acercaron a donde estaba enterrado con agua y me pidieron que me entregase a los tiburones ballena. Fue en ese momento que desperté.
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