En estos últimos días en que he pisado el terruño conocido como el D.F. por circunstancias que no sé si algún día las plasme en tachoneos digitales. Mi cerebro ha sido sometido a diversas situaciones que podrían calificarse como tensas. Uno de los resultados es que debo de dormir mis horas y para ello he dejado de beber café. El resultado los primeros días ha sido que contraria a mi costumbre me ha dado sueño a las once de la noche. Debo de ser sincero, no he dejado de beber café, mas no bebo como antes lo hacia. Pienso en mi taza capuchinera con el logo de La Jornada grabada abandonada desde hace semanas en la gaveta de la cocina de la oficina. Acostado acostumbro ahora a inhalar y exhalar por la nariz. Conforme sucede ese ejercicio respiratorio por momentos siento que me voy a quedar dormido para luego ser atacado por una serie de pensamientos sobre la vida en todos sus matices. Uno de tantos fue Karim. Su ausencia material me ha hecho reflexionar mucho, bueno en su momento y ahora que no podía conciliar el sueño, sobre la fragilidad de la vida, pero más allá de ese pensamiento típico humano. Me han venido recuerdos sobre el buen colega.
Imaginad un chaval de 19 años conviviendo con una persona ya grande de 21 años - bueno al menos así me sentía - de carreras totalmente diferentes, ese chavo comenzaba a hacer pininos en relaciones internacionales, mientras que yo deseaba ya terminar matemáticas aplicadas. Tengo en mente regresándonos juntos en la pesera que bajaba por Altavista rumbo a Insurgentes. Me queda claro que el chaval olía a sudor, algo que se me hacía pueril - como si nos llevásemos tantos años - y que por alguna razón que mi memoria no atina Karim mencionaba que le gustaba de niño dormir con su guante de beisbol.
Se agasapan muchos otros recuerdos como aceite en agua. Entre otros el como hacía refunfuñar a Ixchel y su amiga morena con palabras doble sentido o chistes que le hacían ganar el mote del gato de oro. La vez que en el cumpleaños de Analiz cantó a capella. Mi último recuerdo de Karim retozante fue precisamente una gala de ópera que regaló al ITAM como despedida. Llevando a varios interpretes de su grupo de canto. Algo que en pláticas de cerveza o cierre de periódico el mencionó como casi un padre a su maestro de canto. Hablando de cebada me viene a la mente alguna peda en que apoyo su antebrazo sobre mi espalda y diciéndome Guf. A Karim le debo mi primera relación con una mujer, Karim haciéndole de celestino. A veces me pregunto que clase de velo tenía en esos años. Por qué no fui un amigo más intenso o más sincero, más como sería alguien de 21 o 22 años. Quizás Karim sería erróneo decir que no estás, claro que no, muchas sinapsis con sonrisa en cara te debemos y en ese sentido sigues presente. Quizás nos toque perder el juego como el Worms que perdimos por tu culpa, yo y Lever en uno de los últimos cierres en contra del Fósil, mas nunca perderemos esas imagenes, olores y sonidos que han quedado en mis neuronas y seguro en las neuronas de otros otrora Supuestoides.
Un detalle curioso y que por el cual en algún momento discutimos en cierre fue precisamente por la música. Sin duda un romántico empedernido contrariado por el tañer de las cuerdas del clavecín hasta que explotó y manifestó su molestia por retratos al carbón para clavecín. Finalmente cedí a que pusiese a Grieg y meramente por enojo objeté que fuese en volumen quedo, mas en el fondo deseaba que pusiese a todo volumen tan chido concierto. Quizás débote el no unirme al sueño en la oscuridad y escuchar tan chido concierto. ¡Incluso ante la muerte, nunca te rindas!
1 comentario:
Recuerdo como durante un cierre, estaba escuchando una opera y dijo algo así como "le falló". Entonces emocionado nos dijo que el cantante había respirado para seguir cantando pero que para hacerlo corto una palabra. Y repitió ese pedazo del track un par de veces para que lo notaramos.
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