Regresan ex - supuestoides

Hay momentos en mi vida en los cuales muero de aburrición y no soporto estar en la casa, así que salgo a caminar por las calles en la noche o salgo manejando mi coche rumbo a algún lugar oscuro. Hace algunos años gustaba mucho de comprar unas cervezas e irme al mirador de la carretera libre D.F.-Cuernavaca a beber y escuchar música, moderna y antigua. En otras ocasiones simplemente me perdia por la tercera sección de chapultepec y me paraba a sentir el frio viento húmedo que prodiga una recien tormenta. Así hace algunos fines de semana terminé caminando por la calle de Durango y de pronto se me ocurrió ir al Under. Ese viernes me pareció agradable dicho antro gótico, supongo que las chicas y los monitos góticos le dan su toque, un piso atascado con personas moviendo su cráneo en vertical al ritmo de la música electrogótica; un segundo piso parecido al primero, cuya diferencia en sonido meramente era la del tipo de música, rock supongo. Algo que llamó mi atención fue que vendían cagüamas a 45 baros y en cierta forma no había filtros de elitismo a la entrada. Así que lo divertido de ese día conminó a que lo sigiriera como punto de reunión para los recien llegados de más allá del charco grande y chico: Pili y Raziel. El Under dicho jueves fue totalmente distinto al viernes-sábado - el lugar puede ser cheve, pero el lugar necesita de la gente para que el lugar se afirme como cheve -, algo vacío, incluso decadente, en lugar de música gótica, en los aires pululaba la cumbia, pero a final de cuentas cumplió el cometido de poder platicar a gusto. La plática centrose en el hecho de viajar y conocer otra clase de personas, ajenas a nuestra cultura, aunque sea en ligeras sutilezas, costumbres paquistanis, fluidez holandesa, hippies gringa, etcétera. Pili como siempre guapa, liberal; Raziel más alejado de su siempre se queja en un sentido negativo y Angel brillo por su ausencia.