Meramente la inclusión de la palabra ventarrones es para situar el tiempo, mas no es algo que impute directamente a mi queja sobre el mentado y chingado polvo que ronda cuan muerte macabra por toda nuestra ciudad, bueno al menos por los rumbos por donde mis pies tienen la necesidad de tamborilear el piso.
Es detestable la sensacion de sequedad y ardor en los ojos. Un ejemplo de ello se puede vivir en la calle de Génova, sí en la zona donde dos del mismo género pueden verse agarrados de la mano.
Como os escribia, la calle que da a una iglesia, que siempre ha sido de mi agrado en el sentido sonoro, pues desde pequeño siempre he disfrutado sus campanadas emulando canciones como: "O María madre mía..." a ciertas horas del día acompañado de un paisaje verde, gente en bicicleta, caminando o en patines viviendo una ciudad urbana, no una ciudad automotora cosa que detesto. Dicha calle ha sido objeto de mil y un arreglos, mas no deja de ser anonadante contemplar una emulación de algún paisaje de posguerra. Otro punto, al cual no es que me haya acostumbrado, pero no se puede esperar más de un pueblo, es la zona de Cuajimalpa por donde trabajo, pero supongo que en esos lares es común dada su incivilidad peatonal y de otras cosas mínimas para quines nos decimos ciudadanos, posiblemente para quienes se entiendo por pobladores o que mote se yo sea algo común. Os había mencionado Constituyentes, pues sí, también la avenida que cruza por los Pinos es objeto de cuantiosas operaciones y como en los otros dos puntos, no hay disposiciones para peotones podemos encontrar gruas estorbando la acera forzando al ciudadano a torear o rasurarse los trastes con los autos cuya piedad demuestra el desprecio por el poder. Ticomán os suena a luchador, no en lo absoluto, es otra avenida que se suma a la obsesión constructora y empanizadora de humanos, lo interesante de esa avenida es que es lugar idóneo para observar la estupidez humana y la falta de un orden interno, pues en busqueda del más fuerte, ningún fuerte puede lograr pasar y todos los fortachones y débiles son forzados a esperar más de media hora para avanzar un tramo de 300 o 500 metros.
Posiblemente todo redunde en tener playas por todos lados, llámese construcciones, pero según yo la arena de las playas es más agradable y el ambiente es más humedo.
Antes del polvo...
El señor de mis tres neuronas está orgulloso por ser un sobreviente más en este año. Supongo que es agradable vivir 27 años en la pintura surrealista que ni Dalí u otro hubiese ideado. El título de la obra la conocéis: México.
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