Tembloroso acababa de colgar el teléfono, mi hermana me había comunicado que habría sufrido un percance con el coche... Todavía recuerdo su débil chillido. De facto los más grandes de la casa comenzaron a escenificar un teatro.
...Llego al lugar del percance... un trolebus había destruido todo el frente del coche zentra rojo burdeos. Los daños cuantiosos, los depositos destruidos, el radiador, el soporte de la defensa, etc, etc... Mi hermana amedrentada por el estúpido asesor de GNP firmó aceptando la culpa. Por más que los vecinos de dicha colonia hiciesen incapié en la bestialidad del conductor del trolebús, la ley de esta patética ciudad carga la culpa a quienes vengan de una calle secundaria.
Unos minutos antes y mi hermana hubiese cesado de existir al recibir el impacto del lado del conductor por parte de un armatoste llamado trolebus. Afortunadamente esos minutos no se dieron y mi hermana fue quien choco al trolebús. Creo que le arruinó ligeramente la pintura al trolebús.
Dos días antes, mi hermana había sido extorsionada por polis en Polanco, quesque la verificación joven. Cinco días antes demostré mi maestría manejando en las angostas calles de Cuajimalpa, cómo que no va poder pasar mi coche en medio de dos autos y un camión, el resultado un "ligero" rayón a la puerta trasera derecha, pero ahuevo pasó el coche.
De vuelta a Mixcoac... el estúpido ajustador partió y ni siquiera recibimos pases para ir al médico. Claro, un cuerpo con adrenalina no siente los golpes. Unas horas después mi hermana empezó a tener un dolor fuerte en el cuello. De mi boca surgieron terribles tepocatas hacia el oido de quien atiende quejas en GNP. Médico pagado por mi seguro recetaba a mi hermana unas horas después.
El 24 del séptimo mes sucedió todo, el 18 del octavo mes se autorizó la reparación, el transcurso del octavo y noveno he de estar peor que capataz sobre los ineptos de GNP y su burocrática estela de imbecibilidad.
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