Hace casi una semana mi hermana me contó que su expareja Miguel había trascendido este plano, lo cual es muy triste saber la razón por la que dejó de existir alguien tan joven, siempre la impresión de Miguel para mi fue de una muy buena persona con mi hermana y alegre, oriundo de Mérida, quien desafortunadamente el sentido lo encontró en los químicos que alteran al cerebro. Me vino a la mente alguna frase que leí casualmente que versaba sobre como la falta de un objetivo en la vida conlleva a caer en los placeres simples para llenar ese sinsentido, creo que ese fue el caso de Miguel.
Por lo que decidí buscar fotos de él en mi viejo disco duro y justo en el laberinto de heliográficas digitales me topé con muchas fotos viejas, muchas que nunca había publicado, hoy me topé con Julio por el ig y conversando con él me dió ánimo para publicar una de las fiestas de fin de año que más disfruté cuando trabajé para Inffinix, la verdad en retrospectivo como un espejo en el tiempo, qué ingenuos éramos, es casi como ver un estilo de vida que no existirá más, pues el home office ha llegado para quedarse y la industria de software ha convergido a grandes monstruos que subarrendan servicios de ingenieros o grandes monstruos que de tajo y en la estandarización matan o agonizan proyectos tan interesantes como fue el de cobranza que representaba Cyberfinancial. El album lo subí al caralibro ya que la mayoría de los compas de oficina están en dicha red
Paco Alonso, Shik y su servidor |
En esa fiesta por cierto recuerdo que hubo karaoke y yo ya con la inspiración dionisiaca encime canté: