Observe desde el estante ese libro rojo, quizás fue un poco el remordimiento de sólo llevar un libro de un autor de tierras niponas el que hizo que también lo cargase conmigo, así tomé los detectives salvajes de Roberto Bolaño.
Con asma o mejor dicho con flemas como pareciese fuese la constante en esta época del año cada año, me dirigía al consultorio del médico, para aprovechar el hecho de no manejar y usar el transporte proletariado, tomé consigo el rojo libro cuya portada muestra tres hombres con sombrero y traje, la sorpresa fue que la lectura es amena y conforme a un diario, su libertad para hablar de una erección y de lo que seguramente vive todo hombre cuando está en sus 18 años de alguna manera me captó, el hecho de que mencione varios autores de poesía me llena, sin duda, de curiosidad y he aquí uno de los poemas que hizo, en la narración, que se le pusiese dura la verga. -jajajaja- nunca había escrito una palabra así en este blog.
El Vampiro de Efrén Rebolledo
Ruedan tus rizos lóbregos y gruesos
por tus cándidas formas como un río,
y esparzo en su raudal crespo y sombrío
las rosas encendidas de mis besos.
En tanto que descojo los espesos
anillos, siento el roce leve y frío
de tu mano, y un largo calosfrío
me recorre y penetra hasta los huesos.
Tus pupilas caóticas y hurañas
destellan cuando escuchan el suspiro
que sale desgarrando mis entrañas,
y mientras yo agonizo, tú, sedienta,
finges un negro y pertinaz vampiro
que de mi ardiente sangre se sustenta.
Quizás debería ser más sincero en mi habla o en mi prosa, mejor dicho, como propósito este año venidero. Por lo pronto seguiré disfrutando las aventuras de Juan García Madero y sus viscerarrealistas. A manera de confesión, ahora que amanecí mucho mejor, sin flemas vaya y tos, también el ánimo se notó en el líbido.