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jueves, 22 de septiembre de 2016

El día par a partir del primo sumado a si mismo una vez

En estos días mi rutina se ha resumido a jugar squash con el cuñao -jajaja-, hacer un poco de pesas y disfrutar como el amarillo se apodera de los árboles de estos lares boreales. Hoy un amigo muy querido, bueno en realidad dos amigos queridos y estimados cumplen años, uno convalece recuperandose del sobresfuerzo que implica correr para ganar y otro disfruta en lares australes y tropicales el placer de las matemáticas. Yo por mi parte me siento ligeramente frustrado por no poder encerrarme a jugar Skyrim y vivir una realidad alterna a la alterna realidad que vivo. Por cierto os dejo un videillo con la música de Antonio Vivaldi que en este día me ha deleitado.


martes, 13 de septiembre de 2016

Concerti a cinque

No había tenido la oportunidad de escuchar, salvo las transcripciones que hiciera Bach para clavecín, la música de Tomaso Albinoni.


jueves, 1 de septiembre de 2016

Más de 35 y menos de 40



La panza asoma como un elemento que hubiese llegado para acompañarme desde siempre, los primeros pelos de la barba blancos escurren suspicaces como arroyos del caudal que en algún momento desbordará con la madurez.

Ayer después de surcar el lago con una moto para agua arrastrado en una dona inflable me convencía observando diversos medios para alentar la pupila que estoy ya más cerca del cuadragenario sin ser totalmente dulce que del mozalbete, afortunadamente en ambos casos brioso sin duda, aunque al despertarme no siempre me aqueja como otrora esa dolorosa tensión, quizás por que ahora vivo ese hermoso calor de dos. Horas antes en la casa del obsesivo de las ardillas, su perro e hijos me llenaban de ternura, quizás evocando la imagen del hombre de películas como gladiador, hombre cuyo enamoramiento no sólo es de la media naranja, sino de la progenie posible.



En lares boreales, nunca antes había vivido tanta incertidumbre sobre el lar que sustentará mi cueva de Hobbit, quizás por que no me había importado antes. Un día después escucho Boccherini hasta por los codos, sin querer mi disco favorito está integramente en la red y así otros descubiertos discos, quizás el regalo del demiurgo aleatorio.



En un cubículo junto con el hermano de quien mis ojos se pierden en sus negros carbones encendidos, observo por la ventana los pinos y otros árboles no perennes con sus amarillos y me recuerdan que el verano ha de dar paso al otoño, así como los años fluyen empiezo a mostrar las primeras hojas amarillas del increible viaje de tener hojas verdes, mi existencia tan alusiva al Ukiyo-e.



Por cierto las imágenes son obra de Hasui Kawase y si quieren darse una vuelta por esta excelente entrada sobre dicho artista: muddycolors.blogspot.ca/