Pues prácticamente un poco más de hace una semana Tania organizó una ligera reunión para despedirse de nuevo, ahora no a las frias tierras nórdicas como destino, sino la ciudad que hace varios años fue la manzana de la discordia de la guerra fría y ahora hermosa se levanta como si eso hubiese sido un cuento: Berlín. El restaurante un poco sofisticado y caro debo puntualizar, mas ahora puedo decir que ya he probado comida Sinoperuana, no solo la tigresa del oriente, florecita de Amaguey o Delfino aderezan el humor de una manera poco usual, sino la comida peruana de la costa parece tener un hato de nostalgia por la comida China, arroces, tempuras, mariscos e ingredientes del Perú. Ojalá no sea otra visita a México el momento de conbeber con oscura persona, por sus gustos en colores claro, sino sea ahora yo el que visite Berlín.
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