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viernes, 8 de diciembre de 2017

Visitando la oficina en Cuajimalpa -Apuntes de urbanización 3-

Al inicio de esta semana tuve el agrado de ir a visitar a los camaradas de esta empresa común llamada Equifax y otrora Inffinix o Inffiernix. El motivo de mi visita era recoger el nuevo equipo con todas las restricciones posibles para esos empleados malhabidos o con los mejores controles para que el empleado tenga un excelente desempeño, cuestión de enfoques. Mi amigo Cuevas se ofreció a darme un aventón a la parada de Chapultepec donde tomo el camión con un olor rancio y sucio que me lleva a tan lejano lugar.
No había llegado a la parada y al horizonte se observan esos imponentes monstruos de metal y concreto, llamados la torre Bancomer y otras torres más, cuyo fin es darle chamba a miles de personas, hasta ahí todo va bien, pero como mencionó en su momento el arquitecto que construyó la torre de Bancomer, que acaso no se iba integrar la torre con el metro Chapultepec, como sería posible meter tantos coches y por ende tráfico en dicha zona, lo lógico era apoyarse de la infraestructura urbana e integrar el proyecto con la estación de metro Chapultepec. Pero que acaso estamos en un país de primer mundo, no, cretino arquitecto qué se cree, somos un país tercermundista y el metro es para los pobres, en este país el coche es el toque de distinción, así que el arquitecto tuvo que modificar el proyecto para incluir pisos con cientos de lotes para autos. Que el estado después lo enmiende con su clásica indiferencia.
Y esto me recuerda la eterna cantaleta de los derechairos que abogan por el libre mercado, en particular Calderón insigne representante con su mordaz crítica en la semana hablaba de como el desierto de los leones es una porquería gracias a que lo maneja el estado. Yo le respondo, se nota que no ha viajado el señor, el estado Canadiense tiene los mejores parques y bastantes cuidados con un desarrollo y turismo sustentable y no los maneja un privado. Si el desierto de los Leones existe es gracias a que lo maneja el estado por que si un privado lo manejara seguro o estaría fraccionado o valga Dios que porquería sería.
El gran problema en nuestro país no es la nariz del estado inmiscuyéndose en asuntos de la mano invisible, el gran problema en nuestro país es precisamente que el estado no solo se inmiscuye, sino que se alía a la mano invisible distorsionando el mercado y no fungiendo como un defensor del bien general frente al corto alcance de la mano invisible. Así el paseo de la Reforma y Chapultepec tienen ejemplos de una indiferencia del estado o de un estado corrupto como la estela de luz. Así los parareros de Chapultepec no tienen la elegancia y el diseño para todas las clases sociales, por que la mano invisible sabe que sólo los pobres los usarán y pues ellos no son particularmente exigentes en ciertas cosas como baños dignos o un pararero comunicado con el metro y ordenado que resguarde de todo tipo de inclemencias, incluyendo las torrenciales lluvias de verano, así el pararero tiene los materiales más cutres y rompe con la estética de la puerta de los leones del parque más importante de nuestra ciudad.

El trayecto estuvo marcado por varios cuellos de botella, los principales los puentes vehiculares que llevan a Santa Fé. Santa Fé otrora un basurero ahora el lugar "must be" para tener oficinas mamalonas y departamentos con la hermosa vista de otro departamento, pero costosísimos. Santa Fé surgió como una mala copia de la sección financiera de Paris y es mala copia por que quien haya tenido el infortunio de ir a Santa Fé sabe que no hay muchas opciones de transporte público, el transporte es pésimo o insuficiente e irónicamente nada que ver con el futurismo que refleja la arquitectura de dicho lugar, las calles no son para peatones y del tráfico ni se diga, varios "godinez" tienen que lidiar todos los días con cuellos de botella de 40 o más minutos, afortunadamente cuando tenía que ir a la oficina esta se encontraba en el pueblo de Cuajimalpa, sin embargo la vorágine de unos pocos en detrimento de una dormida mayoría no se detiene y la carretera libre a Toluca, que tuviera espectaculares vistas hacia Santa Fé y el resto de la ciudad ahora está rodeada de enormes torres de departamentos. Quienes diseñaron Santa Fé no les importó pensar en que la gente que trabajara ahí iba a presionar para tener un lugar donde vivir y la mano invisible es ciega. Así ahora Cuajimalpa que es un pueblo y que otrora estuviera rodeada de bosques de coniferas enfrenta la presión de construir torres de departamentos que generan presión de todos tipos: tráfico, basura, agua, drenaje y con ello todos los vicios inimaginables de un lugar donde impera la ley de Mad Max, llamase la indiferencia del estado.

En mi caso particular moverme en transporte público hasta la oficina representó un trayecto de casi dos horas y aunque me dió gusto saludar a mis camaradas, no me dió tanto gusto regresar con una laptop incompleta y tráfico en la noche onda 22 horas. En este momento que escribo pasó una hora en que me dió un ataque de asma, afortunadamente no serio, pero que me interrumpió de estar trabajando. Ayer fui a entrenar capoeira y no pude rendir, dado el Asma. Cada vez pienso más seriamente no regresar a este hoyo de inmundicia llamado la ciudad de México, he pensado que sino es el país Boreal, quizás una ciudad más pequeña y limpia, sin todos los vicios de las tres principales ciudades de México: CDMX, Guadalajara y Monterrey. La absoluta indiferencia del estado frente a la chamba por la que entregamos el derecho a cargar armas y nuestro dinero.

Por cierto se viene la ley de seguridad interior donde se habilita al ejército para que haga tareas para las que no debiera habilitarse, la seguridad, hasta cuando entenderán que la seguridad es una condición derivada del sentimiento de comunidad, no de que haya una policía armada o ejército policiaco, yo personalmente creo que es el movimiento de ajedrez del PRI para evitar perder el poder. MALO sugirió sopesar una amnistía a los narcos de llegar al poder, una parte de mi dice, bien es una manera de curar ese tejido que tanto se ha destruido, el tejido social, mas otra parte de mi dice, no, necesitamos exterminar y hacer un baño de sangre de dicho cáncer, quizás deberíamos de empezar por esos políticos indiferentes que nos han llevado a este guerra subrepticia y cruenta.

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