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martes, 30 de mayo de 2017

24 horas

Veinticuatro horas
8 mayo, 2017 por Javier Valdez

En la cárcel él era el jefe. Lo respetaban y cuidaban. En su pedigrí de cruces, de ficha en la policía y el drenaje de lluvia roja, él tenía gordo el expediente y también los güevos. Y así lo presumía y gritaba, retaba y escupía, aunque fuera al viento. Pero se la sentenciaron. Le quedaban días en el penal y sus enemigos lo sabían. Vas a salir, cabrón. Acá, afuera, te esperamos: no pasarán veinticuatro horas para que bese a la calaca. Le vamos a dar fierro, de eso no se salva el güey.

No hizo caso. Entre las rejas, los módulos del penal, las carracas y hasta con los celadores, él tenía la guadaña y podía jalar del gatillo. Era el rey y sultán, patrón y príncipe, dios y el diablo: aire acondicionado en su celda, televisión de pantalla plana, doce teléfonos celulares, mujeres que pasaban por el pórtico de seguridad como cruzar la puerta del supermercado, drogas en la alacena y cartuchos en el horno de la estufa, el mercado local le rendía pleitesía y le mandaban tributo. Todo ahí pasaba por él.

Cuando llegó la hora de salir le hicieron una fiesta. Le decían jefe para acá y jefe para allá. Patrón esto y aquello. Había banda y unos chirrines, mujeres vampiro y polvo en charolas. Lo abrazaron fuerte, le palmaron la espalda y apretaron su mano. Viejón, a sus órdenes. Usté manda. Le desearon lo mejor porque al día siguiente saldría por la puerta grande, libre de todos los cargos, limpio el expediente manchado. A su paso, con una maleta al hombro, los polis se le cuadraban y hasta el director de la policía fue al pasillo a desearle suerte. Él agradeció, bajó de la alturas y miró condescendiente, hizo reverencias y sonrió por gratitud y cortesía.

Fueron por él en dos blindadas. Otra vez jefe para allá y jefe para acá. Sus hijos, ya adolescentes, lo rodearon con abrazos y su mujer lo colmó de besos. En la casa había una comilona y la tambora. Llegó y le tocaron una diana y todos se pusieron de pie y le aplaudieron. Ídolo y campeón mundial. Patrón y jefe siempre. Amigos, parientes, vecinos y compinches lo recibieron como jeque mundial de la muerte. Se sentó en la silla grande, poltrona fija y con descansabrazos anchos: escarféis de la Díaz Ordaz, en sus aposentos y con el control de la fiesta, música, comida y bebidas en sus manos, como quien cambia de canal la tele.

Llegó la noche y la madrugada. Mujer, quiero descansar. Lo llevaron a su recámara y se acostó. Su mujer acurrucada a un lado, abrazándolo. A media mañana tocaron la puerta. Era un primo que preguntó por él. No quiso pasar así que él salió a recibirlo. Muy querido por todos, no vieron el veneno entre cejas. Tras él entraron cuatro y le dispararon a quemarropa. Te dije, puto. Te dimos veinticuatro horas.

lunes, 29 de mayo de 2017

Un poco más de Giacomo Facco

Ya había hablado, mejor dicho había mencionado a Giacomo Facco y me gustaron sus conciertos "italianos".


La semana y algunas óperas en castellano

En realidad no es que esta semana haya empezado a escucharlas, la púrpura de la rosa, ya la había escuchado, incluso tengo la grabación de Garrido, mas todo surgió el sábado mientras trabajaba un rato resolviendo unas dudas de mi hermana sobre números complejos y traía en mente una rola de Handel, cuando di con la música de la coronación que escribió, luego pensé que era demasiado anglofílico, cosa que de por sí ya alucino por el país donde radíco, algunos procesos de la oficina, los cursos y mi coco. Así que en un arrebato castellanista busqué la rola de viva Felipe rey, que es una pequeña sección cantada en la púrpura de la rosa y en ese surfear por la red de redes di con una versión en vivo de la ópera de Torrejón, la zarzuela "Salir el amor del mundo" de Sebastián Durón y Giacomo Facco con las amazonas de España.








martes, 23 de mayo de 2017

Henrico Albicastro

Y para tener un poco de concentración experimenté escuchando la interesante música de Henrico Albicastro


Malayerba

A manera de homenaje a Javier Valdez, periodista abatido, publicaré cada semana sus diferentes entradas de malayerba.

Te van a matar
27 marzo, 2017 por Javier Valdez

Se lo decían los amigos, los familiares, los compañeros del gremio. Cabrón, cuídate. Estos güeyes no tienen madre. Son unos malditos. Pero él seguía escribiendo críticas y denuncias en su columna, en uno de los diarios de la localidad: apedreando con sus teclas, sus palabras, el ejercicio del poder político, la corrupción, la complicidad entre criminales y servidores públicos, la policía al servicio de la mafia.

Tenía varios años como reportero y suficiente experiencia para hacer trabajos de investigación. En la región sobraban los temas, pero todos los senderos, escoltados de plantas con espinas, conducían a la pólvora incendiada o en espera del gatillo, las miradas densas y vidriosas de los jefes, los callejones que pueden sacar de apuros y que no tienen salida, las calles que solo conducen a un humo caliente, que se levanta y baila con el viento, después del pum pum.

Pero él tenía en el pericardio un chaleco antibalas. La luna en su mirada parecía un farol que aluzaba incluso de día. La pluma y la libreta eran rutas de escape, terapia, crucifixión y exorcismo. Escribía y escribía en la hoja en blanco y en la pantalla y salía espuma de sus dedos, de su boca, salpicándolo todo. Llanto y rabia y dolor y tristeza y coraje y consternación y furia en esos textos en los que hablaba del gobernador pisando mierda, del alcalde de billetes rebosando, del diputado que sonreía y parecía una caja registradora recibiendo y recibiendo fajos y haciendo tin en cada ingreso millonario.

Los negocios en la agenda de los mandatarios eran su tema preferido. Cómo sacaban provecho de todo y la gente jodida en las calles, donde la indigencia crecía como la basura y se adueñaba de banquetas y esquinas, los prostíbulos estaban sobrepoblados y en los hospitales sobraban enfermos pero no había camas ni médicos. Eso sí, las cárceles hacinadas y el imperio del humo, de la nube negra tapando el cielo estrellado, colmaba las cabezas de los habitantes de la región: enfermaba, pero no hasta la indignación. Y en eso él, de plano, no cejaba ni cedía. Ni madres, repetía. Y se ponía a escribir.

Una denuncia había puesto en el ojo del huracán a uno de los legisladores. Él se unió a quienes criticaron su poderío y sus lazos con las cumbres del poder político, económico y criminal. Fueron pocos los detractores y casi ninguna pluma, pero no se quedó callado. En el feis publicó una de esas fierezas, de palabras valientes, y le dijeron güey, bájale. Estos cabrones te traen ganas. Te van a matar. Él contestó Ba. No me hacen nada. Me la van a pelar.

Pasaron tres horas después de esa publicación en redes sociales cuando lo alcanzaron y le dispararon, de cerca para no fallar.

viernes, 19 de mayo de 2017

Ode on the spirits of Shakespeare

Despite of curious work curiosities, I've needed to start writing in the Shakespeare's language and this week as well I've enjoyed Thomas Linley an his ode on the fairies, aerial beings and witches of a midsummer night's dream author.


miércoles, 17 de mayo de 2017

Desactivando el cara libro

Me sorprende que el cara libro esté tan incrustado en el día a día, justo antes de presionar el botón desactivar el corazón me tamborileaba como si fuese el fin del mundo y en este momento que escribo al respecto siento una curiosa ansiedad. Las razones de haber hecho tal cosa son varias, quizás por el mero placer de no existir en esa red, por un momento claro.

En el fondo las tripas se mueven y en cierta forma estoy molesto de que me quieran maltratar, como si no valiese ni un céntimo y quizás por esa razón me desquité con mi cara pública en la red de amigos. Veremos cuanto tiempo pasa de  aquí a que se da cuenta. Por lo pronto he decidido caminar a solas, pues no soporto ser el motivo de odio y malestar de otra persona y menos si tal supónese es la media naranja.

Uno de tantas crónicas de Javier Valdez

He tomado de aquí la siguiente crónica: http://riodoce.mx/ de Javier Valdez, periodista asesinado hace algunos días, curiosamente me llamó la atención por que tengo un proyecto de escritura en algún otro lado titulado El consultor.

Malayerba: El licenciado

15 mayo, 2017 por Javier Valdez, qepd. 

El tío ya no lo aguantó. Era la vergüenza de la familia. Así que decidió meterlo a un centro de internamiento para adictos. Llamó con alguien y rápido llegó la voladora: una camioneta cerrada con siete jóvenes que lo tumbaron a empujones y patadas, lo ataron con manos y brazos y luego de someterlo, lo metieron al vehículo para llevárselo. Salieron de ahí hechos la mocha y apenas el polvo marcó la partida.

Llegaron y lo siguieron tundiendo. Se acercó alguien que parecía el que mandaba. Bien vestido, alto, con voz gruesa. Todos se detuvieron frente a él, casi cuadrándose. Bola negra, dijo. Y todos reiniciaron los golpes. Esta vez le cortaron parte de la espalda y le abrieron la cabeza. Al diagnóstico se agregó fractura de clavícula. Se quedó ahí, tendido. Le dieron paracetamol y le gritaron al segundo día ya levántate güevón. Órale, este no es un hotel.

Lo sacudieron, le dieron polvo y reaccionó. Vámonos, tenemos que ir en la voladora por otros dos. Eso era la bola negra y él debía aplicársela a otros. De lo contrario, se lo harían de nuevo.  Repartió tantos chingazos como bolas negras y fue así que logró que lo incluyeran entre los invitados a las fiestas. Otro nivel. Cerveza, yerba y perico. Las mujeres que del área femenil también estaban para ellos. Podían bailar y drogarse, y luego entrar sin permiso en sus oquedades. Una vez en la burbuja nebulosa de los viajes fantásticos no había manera de oponer resistencia.

Había permisos y premios, y también para él. Se los fue ganando a fuerza de puñetazos y patadas. De decirle sí al jefe, que era el licenciado. Lo enseñaron a delinquir y a pasar las líneas de las drogas. Le pusieron de apodo el demonio. Cuando el tío fue por él le dijeron que estaba mucho mejor. Pero no lo vio. Dónde anda. Es que fue a comprar comida y a botear en los cruceros. Pero va muy bien, pronto estará totalmente recuperado. El tío se fue, aliviado por las buenas nuevas pero no del todo convencido: no haberlo visto le dejó amarga la boca.

Ninguno como él. Les decía el licenciado tráiganme al demonio y se lo llevaban. Era bueno para los golpes y para cumplir las órdenes. Un samurái de los enervantes y las luchas callejeras. Puma de alcantarillas. El demonio llegaba y paspas. La víctima no se levantaba en días. Un premio para él. Sabía que podía saborear la droga que quisiera, y también a las recluidas en el área contigua. Se sumergió en las arenas movedizas del placer, de los viajes en globo y del paseo por las nubes oscuras de los sótanos. Sonrió y babeó. Y así quedó, esparcido en el piso, con viscosidades en la boca. Inerme. Cuando fueron por él para aplicar otra bola negra, el licenciado dijo ni modo. Era mi preferido. Y gritó bola negra.

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Este me ha llamado la atención por el hecho que en algún momento me imaginaba era todo un hito cumplir la edad de Cristo, cuando terminó crucificado.

33 años

13 marzo, 2017 por Javier Valdez

En su cumpleaños, la familia le hizo un pastel y algo de comida para sus amigos del barrio y de la escuela. Doce años. Pastel de chocolate, refrescos, palomitas, papas de la Sabritas, pizza y rolas de Shakira. Un punto negro, una horadación, en esa semilla que ya era su vida lo hizo decir que sí a uno de sus vecinos: en la parte de atrás de la casa le ofreció un toque de cigarro de mariguana.

Agarró el churro y le pegó hondo. Se quedó quieto, en silencio, mirando a la nada. Y dijo esto es mágico. Regresó a la fiesta de su cumple y se sintió flotando. Entre la música, el griterío y la comida, nadie se percató que él andaba bien pacheco. Pronto le entró a las metanfetaminas y de ahí el brinco fue fácil para esnifar cocaína.

Su madre le dijo al padre. Bajó sus calificaciones y terminó en la calle, en lugar de la escuela. No quisieron regañarlo. Les molestaba el qué dirán. Sin preguntarle, lo metieron a un centro de rehabilitación, pero fue peor. De la prepa saltó sin red al posgrado en drogas e ilícitos.

No tardó mucho en ingresar al penal. Asaltos y robos, habían sido sus delitos más constantes. Una que otra riña o alteración del orden público: las suelas gastadas, tallando el pavimento y encharcándose en el fango, el polvo en las pestañas y en esa mirada fija, de ojos volteados que no reaccionan, los brazos flacos de sus senderos sórdidos, los pies a rastras pero sin surcar, la sangre al estilo Pollock en su piel y en la camisa.

Ingresó por robos y luego repitió por secuestro. En el penal primero fueron tres años, luego cinco y después entraba y salía como quien viaja y regresa a su vecindario. A veces iba a casa, con su madre. Sentado en un sillón, su conciencia no alcanzaba para sostener una conversación con ella o hermanos. Eran los restos, lo que quedaba de ese chapuzón temprano en las arenas movedizas de la perdición.

Una noche recibieron la llamada. Esos ring que se esperan siempre ya tarde o de madrugada. Esperar, esperando que no lleguen al teléfono de la recámara. Lo persiguieron en carro y luego a pie. Lo corretearon por calles y callejones. Primero a golpes, tablazos, cadenazos. Trescientos metros entre los recovecos del arroyo, abajo del puente, en medio del bledal, a machetazos. Qué importa si fue una deuda, un pleito pendiente. Le tiraban y tiraban y seguro estaban de que le daban, pero él seguía: se agachaba, se hacía a los lados, caminaba y corría como rengo y luego se recuperaba y de nuevo tomaba velocidad y de nuevo tras él, y a ratos se les perdía.

Le dieron machetazos y tres balazos para que no se levante más. En las bolsas del pantalón encontraron su credencial y un número de teléfono anotado en un papel viejo, con tinta borrosa: mamá.

martes, 16 de mayo de 2017

¿La decadencia?

Es irónico mientras algunos tienen que callar por la exclavitud de las balas, otros deben hacerlo por el día a día cotidiano, mas no es equiparable así que debo excusarme por tan pésimo inicio. En estos días cubriendo un poco algunas cuestiones de mi jefe y por mera coincidencia el surgimiento de uno que otro bug no he tenido respiro. Debo confesar que muchas veces me viene a la mente lo que en algún lugar leí sobre que la mayoría de los desarrolladores se creen un fraude frente a sus capacidades, en mi caso siempre me pasa eso por la mente y ahora que he debido hablar inglés, más allá del coloquial y del día a día por vivir en un país angloparlante, me siente en algún momento un fraude o no capaz.

En este respiro del trabajo y leyendo el libro de las caras me he topado con terribles noticias, sin embargo como un ejemplo, de muchos otros que debo confesar he seguido como la creación de esta bitácora, de hacer algo en contra de esa decadencia que azota las tierras del Anahuac, una vez más dicha persona es un ejemplo de hacer algo por evitar esa decadencia o paliarla: trabajo fotografico gratis para ongs.

De todos los fotógrafos coetáneos que conozco, siempre me ha sorprendido, quizás como contaba Roberto, en reflexión de personas con las que alguna vez uno convivió o cruzó caminos, prefiero sacar su ejemplo a el de cierto pugilista que anda en camionetas lujosas en un país donde hay una terrible pobreza. Diré y aclaro es cuestión de enfoques y valores, estos últimos algo muy necesario para estos tiempos en que la patria merma y pese a que muchos ya no vivimos por completo ahí, nuestras madres, padres, hijos, hermanos, amigos siguen ahí y será nuestra realidad, aún cuando obtengamos otra nacionalidad.

La cuestión es saber cómo puede uno contribuir a evitar o paliar esa decadencia, debe reflexionar y pensar algo... por lo pronto al menos estar informado y mostrar repudio al asesinato de aquellos que son los que hacen evidente: "el aguas wey, el país se lo está cargando la chingada".

----Actualización----

Quizás valga la pena leer esto y esto para entender el problema al que uno se enfrenta y las consecuencias.

lunes, 8 de mayo de 2017

Una rana saltarina

Justo este fin mientras bebía mocha y roibos expreso, una niña se acercó a la mesa compartida, su piel de ébano y sus ojos grandes, sin duda en esta etapa de mi existencia fluye el instinto paternal y recordé que el primer origami que hice en mi vida: la rana que salta, aquí os dejo un tutorial.


jueves, 4 de mayo de 2017

L'Euridice

Pocas veces he escuchado óperas de inicios del siglo xvii, quizás la más notoria es la de Claudio Monteverdi: L'Orfeo y justo en ese navegar di con una muy interesante de Giulio Caccini: L'Euridice.


miércoles, 3 de mayo de 2017

Buscando encontrarás

Conciertos para dos clavecines por Antonio Soler

El padre Antonio Soler es conocido por su fandango y otra composiciones muy al estilo español, obviamente. Justo divagando en la red me acabo de topar con un interesante disco.



Clavecín composiciones de Francesco Durante y Alessandro Scarlatti

En el divagar de la existencia, cuan internauta a merced de las ondas acusticas terminé con unas obras para clavecín compuestas por Francesco Durante y Alessandro Scarlatti.




Curiosamente Alessandro Scarlatti fue el padre del famoso clavecinista Domenico Scarlatti. Sobre como fluye mi existencia, debo deciros que de nuevo la boca me vuelve a traicionar y mostrar lo peor de mi: la desidia, una vez más me enfrento a una pérdida de calidad de vida por no asistir al dentista, sólo espero aguantar lo suficiente hasta pisar el valle del Anahuac, pues en el lar de los jardines congelados el dentista es muy caro.

martes, 2 de mayo de 2017

Pierre Hantäi en youtube

Tal y como siempre sucede, es decir divagando me encontré con el canal de Pierre Hantäi así que comparto alguno de sus videos donde se puede observar al maestro tañendo el clavecín.






lunes, 1 de mayo de 2017

Un poco de Fasch y arreglando esta bitácora

Esta bitácora ha atravesado un tercio de mi existencia, así que débole una buena arreglada en etiquetas, una de las cosas que hice fue agregar a los autores por su nombre completo y en el truje de hacerlo me di cuenta que no hay mucho de Johann Friedrich Fasch, así que os comparto la rola que escucho mientras escribo esta somera entrada.