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viernes, 24 de junio de 2016

El romance de conde Claros

Una ipsación nueronal lleva a otra y ayer en plena inspiración buscando el Romance viejo de Lanzarote di con este:

Media noche era por filo, 
los gallos querían cantar,
conde Claros con amores 
no podía reposar;

dando muy grandes sospiros 
que el amor le hazía dar,
por amor de Claraniña 
no le dexa sosegar.

Quando vino la mañana 
que quería alborear,
salto diera de la cama 
que parece un gavilán.

Tráele un rico cavallo 
qu' en la corte no ay su par,
que la silla con el freno 
bien valía una ciudad.

Y vase para el palacio, 
para el palacio real,
a la infanta Claraniña 
allí la fuera hallar.

- Conde Claros, conde Claros, 
el señor de Montalván,
¡cómo aveys hermoso cuerpo 
para con moros lidiar!

- Mi cuerpo tengo, señora, 
para con damas holgar:
si yo os tuviese esta noche, 
señora a mi mandar.

- Calledes, conde, calledes, 
y no os queráis alabar,
el que quiere servir damas 
assí lo suele hablar.

- Siete años son pasados 
que os empecé de amar,
que de noche yo no duermo, 
ni de día puedo holgar.

Tomárala por la mano, 
para un vergel se van;
a la sombra de un aciprés, 
debaxo de un rosal,

de la cintura arriba 
tan dulces besos se dan,
de la cintura abaxo 
como hombre y muger se han.

Por ahí pasó un caçador, 
que no devía de pasar,
vido estar al conde Claros 
con la infanta a bel holgar.

El caçador sin ventura 
vase para los palacios,
a do el buen rey está: 
"una nueva yo te trayo".

El rey con muy grande enojo 
mandó armar quinientos hombres 
para que prendan al conde 
y le hayan de tomar.

Metiéronle en una torre 
de muy grande oscuridad,
las esposas a las manos, 
qu' era dolor de mirar.

Todos dizen a una voz 
que lo hayan de degollar,
y assí la sentencia dada 
el buen rey la fué a firmar.

La infanta qu' esto oyera 
en tierra muerta se cae;
damas, dueñas y donzellas 
no la pueden retornar,

- Mas suplico a vuestra Alteza 
que se quiera consejar,
que los reyes con furor 
no deven de sentenciar.

El buen rey que esto oyera 
començara a demandar;
el consejo que le dieron, 
que le haya de perdonar.

Todos firman el perdón, 
ya lo mandan desferrar,
los enojos y pesares 
en plazer ovieron de tornar. 



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