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lunes, 13 de mayo de 2013

Atenderse como un señor


Si uno busca en la red encontrará que son lugares que van en extinción, sin embargo al menos después de mi visita a uno de ellos en el centro me queda claro que no se ven tan decadentes o tan en declive.
La tradición del vapor o del baño en común, si urgo mi memoria colectiva, pienso que viene desde la época de los romanos, me puedo imaginar a nuestros ancestros nahuas disfrutando del baño de temazcal. O en la Roma imperial como lugares amplios y cómodos rodeados de estatuas de marmol en donde las personas platican de todo tipo de mas. Incluso me viena a la mente los baños de vapor de los japoneses, donde hombres y mujeres, jovenes y adultos disfrutan de agua caliente y vapor. No por algo en la película palomera de memorias de una Geisha, el capitan le dice que en Estados Unidos el baño es una tina fría, mientras que en Japón lo hacen todo un placer ritual.
Y así en cierta forma me sentí, salvo que no había Geishas que me atendiesen, al visitar los baños de vapor el Señorial que están ubicados casi en la esquina de Isabel la Católica y Regina. Fui con un par de amigos, después de haber jugado una cascarita de ultimate y dado que nuestra ciudad es una orbe de ironías, pues en dicho baño pareciese que la carestía de agua no es un tema que vivo casi todos los fines de semana en los que me quedo sin una sola gota del preciado líquido.
A uno le asignan un cuarto como vestidor individual con espejos y camastro, donde puede dejar uno sus pertenencias y ropa sin ningún problema, posteriormente uno entra a un recinto donde están las regaderas y camas enlozadas para masaje, donde hay señores que tienen un chingo de años dando masajes. Más al fondo está el cuarto de vapor y el cuarto de sauna. El sitio muy limpio, puede contemplar clientela en su mayoría señores ya arriba de los cincuenta, aunque eso no excluye que haya otras edades. En el vapor me tocó ver tres generaciones, el abuelo, el padre y el hijo disfrutando del agua condensada por el calor. Uno puede pedir que le lleven agua, casi frapé, licuada de sabor, yo pedí una de mamey; agua mineral preparada con hielos, cervezas... También puede uno solicitar que le den un masaje con jabón o con toalla, cosa que hice y realmente me alivianó la tensión de la espalda y de la pierna izquierda, en ese sentido supongo debo agradecer a Iván quien invito los masajes, pues en caso contrario nunca hubiese pedido alguno.
Es divertido observar señores que traen un preparado de yerbas, sauco y romero, para darle un olor aca locochón al vapor, y también uno  puede llevarse sorpresas al escuchar las historias de esos hombres cuenta para romper el hielo.
Sin duda me haré asiduo, en medida de lo posible, a ir a sacar la tensión y las toxinas al vapor a falta de deportivo que me permita tal cuestión.

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