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lunes, 17 de agosto de 2009

Una junta que aportó una peña a la holganza del lunes

Me siento con sueño y aburrido, supongo en parte la falta de pila tiene que ver con líos en mi casa. No fue uno grande o unos grandes, ni siquiera trascendente, sino son de esos detalles que recuerdan el por qué apesta vivir con personas que no son tan de buen agrado, personas que nos agarran como títeres de su humor y de su envidia. Creedme no me estoy comportando paranoico al hablar o escribir el sustantivo envidia. El recuerdo más reciente de su envidia tuvo que ver con la visita y la invitación a ir a comer a quecas al puesto de unos tíos. Caray si estando todos presentes, incluyendo dichas personas mala leche, se menciona la invitación, supongo que es para todos los presentes, sin embargo de inmediato dicha persona rezongó argumentando que por qué a "nosotros" si nos invitaba y a ellos no.

Problemas que me hacen reflexionar y recordarme que debo de luchar por tener un propio espacio. Son muchos los gastos que debo hacer y eso me lleva a cuestionar el rumbo de la vida. Claro está que debo conseguir un mejor trabajo, más cristalino, sin duda que debo apoyar a mi madre y hermana para evitar que dichos monstruos terminen carcomiendo el buen espíritu. Hoy unos perros, mañana qué será.

El fin estuvo lleno de capoeira y de una fiesta muy larga, creo que las fiestas se resumen a bailar, cantar, bailar, cantar, retos de bebida, etcétera ¿Qué esperaba una mesa redonda, una sesión de debate, una noche de juegos de mesa?

Tania, de visita en el D.F., organizó una despedida, regresa de nuez a Suecia, en un restaurante caro, la comida parecía una mezcla de comida china con ingredientes no chinos, las bebidas con pisco, le llaman a todo esto comida Peruana. Acéptolo estaba sabrosa, pero muy cara. Sobre la despedida en sí poco pude platicar con Tania.

[Me leo y digo que güeva traigo]

Hace unas horas, abrí la llave del lavabo que esta en la planta baja, cuya fuente de agua es la toma que viene de la calle y ni una gota fluyó. Vivo en uno de los primeros cuadros de la ciudad, a lado de una embajada, donde están los edificios más modernos, donde hay un sinfín de restaurantes y comercios. Ni una gota de agua. Sin embargo siguen tumbando más casas y construyendo huevos verticales, digo departamentos. ¿Seremos nosotros la futura ejemplificación del Armagedon acuifero? Irónico es ver los verdes jardines y sentir el vaho de una lluvia reciente.

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